Las gigantescas maniobras
conjuntas de los EE UU y Corea del Sur, donde han participado casi 300.000
hombres, el despliegue del sistema antimisiles norteamericano en la Península y
en Japón y las últimas pruebas de misiles que ha realizado Corea del Norte han
elevado la tensión entre dos naciones que siguen en estado de guerra hasta
límites muy peligrosos. Por si todo esto no fuera suficientemente peligroso, el
nuevo Secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, ha ido a Seúl a echar
mas leña al fuego, manifestando que “todas las opciones son posibles”.
A mí no me gusta, en absoluto, el
Gobierno de Corea del Norte, un régimen estalinista dinástico, pero, dicho
esto, yo no asignaría, como hacen otros, el papel de malo de la película a Kim
Jong-un. Corea del Norte vive bajo el miedo, real o ficticio, de ser invadida y
dado que sus fuerzas convencionales son muy inferiores a las conjuntas de EE UU
y Corea del Sur, no ha tenido mas remedio que recurrir a la disuasión nuclear
para sentirse segura. Pero, el desarrollo de nuevos y muy eficaces sistemas de
armas de intercepción ha puesto en cuestión el peligro nuclear, pensando unos
que ganar un conflicto atómico casi sin víctimas es posible y estando obligados
los otros al desarrollo de nuevos vectores de ataque cada vez mas
invulnerables. Esto no solo está sucediendo en Corea y es gravísimo, porque nos
encontramos ante una nueva carrera de armamentos que solo un loco podría
plantear.
En el conflicto de Corea hay una
carga histórica y estratégica muy importante que lo condiciona todo. Los
coreanos no han olvidado todavía los crímenes de los japoneses, ni la Guerra de
Corea, donde murieron a millones. China es un aliado estratégico de Corea del
Norte no tanto porque sintonice demasiado con su régimen como porque Pionyang
es un peón en el tablero de su área de influencia, un tablero que, a medida
que el Gigante Amarillo crece como potencia económica y militar, se ha vuelto
mas problemático. Recordemos los recientes enfrentamientos de China con Japón y
Filipinas por la soberanía de varias islas. El otro actor importante son los EE
UU y el problema que uno tiene cuando habla de USA y cuando intenta entender a
su Gobierno y a su opinión pública es que todos los esquemas racionales hay que
dejarlos aparte. Que fueran los norteamericanos los que mantuvieron una guerra
en Corea, no los coreanos en Norteamérica, no es una tontería ni una
singularidad, porque los EE UU piensan que han sido ungidos por una deidad para
que gobiernen el mundo, hagan con él lo que les venga en gana y se puedan pasar
por la entrepierna las leyes y el derecho internacionales cuando les plazca. Por
eso amenazan a Corea del Norte por sus pruebas de misiles cuando ellos tienen
mas misiles y mas bombas atómicas que nadie. No solo eso. Corea del Norte y
hasta hace poco Irán, no eran los únicos países que tenían un programa militar
nuclear, además de los cinco miembros con derecho de veto del Consejo de Seguridad
de la ONU, también India y Pakistán tienen bombas atómicas, pero, además, hay otro país muy
amigo de los EE UU, Israel, que también las tiene y que es el único, además de
las cinco potencias con derecho de veto en la ONU, que posee cohetes portadores
de rango intercontinental ¿Alguien ha dicho algo al respecto?
Yo estoy completamente seguro de
que, si en vez de hacer maniobras intimidatorias, desplegar nuevos sistemas de
armas e ir a Seúl a azuzar el avispero, el Secretario de Estado norteamericano
hubiera dicho en Corea que los coreanos del Norte deben estar tranquilos,
porque los EE UU no tienen ninguna intención de atacarlos, habría disminuido la
tensión y China y Rusia podrían intervenir para que las bravuconerías de Pionyang
desaparecieran. Pero ¿es la paz lo que se quiere?
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