El anuncio de la organización
terrorista ETA de que piensa entregar las armas que les quedan a “observadores
civiles” el próximo ocho de abril ha provocado, como no podía ser de otra
manera, reacciones y declaraciones inmediatas en las distintas fuerzas
políticas españolas, incluidas las del País Vasco. Yo tengo la impresión, una
vez escuchados unos y otros, que del asunto del fin definitivo de ETA no se ha
hecho un análisis acertado y se están diciendo muchas tonterías.
Aunque ETA no ha dicho que se
vaya a disolver, es evidente que una organización terrorista sin cuadros, sin
armas y sin apoyo de ningún tipo, ni siquiera de sus antiguos simpatizantes,
esta finiquitada, por eso a mí me llama mucho la atención que se insista en
su disolución. También hay que tener presente que aunque el brazo militar de
los secesionistas vascos haya prácticamente desaparecido para nada quiere decir
que estos hayan sido derrotados, de hecho ahora están en las instituciones y
mas fuertes que nunca. En esa coyuntura, la irrupción electoral de Podemos en
Euskadi, como en Cataluña, ha sido una bendición para los que queremos el
mantenimiento de la unidad del Estado, porque muchos de sus votos se los han
arrancado a los independentistas. Mientras la formación que lidera Pablo
Iglesias esté por la unidad del Estado estará trabajando contra los enemigos de
España. Pero ¡cuidado! porque empiezas coqueteando y te acabas enamorando, y
Podemos coquetea con independentistas vascos y catalanes.
El anuncio de ETA parece que ha
cogido a contrapié al Gobierno del PP que, mas desamparado que nunca y en clara
minoría parlamentaria, ha cerrado filas sobre sí mismo y solo parece aspirar ya
a mantener a sus votantes mas incondicionales, a los que ni siquiera les
importa los cientos de casos de corrupción que afectan a ese partido y su
financiación ilegal con “mordidas” de las grandes empresas constructoras. En
este sentido se entiende el discurso de Rajoy, que parece mas interesado en
rentabilizar políticamente una rendición mediática incondicional de ETA que en
pasar página a un capítulo atroz de nuestra historia.
Si es malo no saber
perder es aún peor no saber ganar. Cebarse con el vencido nunca ha sido bueno y
es la mejor garantía de futuros conflictos, sobre todo si el enemigo no ha sido
vencido del todo. Son muchos los historiadores que piensan que la Segunda
Guerra Mundial no habría tenido lugar si después de la Primera no se hubiera
humillado tanto a Alemania.
Los que piensen que defender y
hacer honor a las víctimas de ETA es actuar como lo hace el Gobierno del PP se
equivocan. Los que murieron en la lucha contra el terrorismo etarra, como
tantos guardias civiles vilmente asesinados, lo hicieron, no lo olvidemos
nunca, defendiendo a España y a los españoles, defendiendo la Ley y la unidad
del Estado, a eso se tiene que dedicar Rajoy con ahínco si de verdad quiere
hacerles justicia, no a sacar rentabilidad política y a decir que han sido
ellos los que han derrotado a ETA. No es con discursos humillantes ni actuando
en contra de la propia Ley Penitenciaria y manteniendo a los presos etarras
lejos de sus familias como se desactiva a los que odian a España, no es
diciendo que Lasa y Zabala, torturados hasta la muerte, no fueron víctimas del
terrorismo de Estado, por muy miembros de ETA y potencialmente asesinos que
fueran, como los españoles de bien marcan la hidalguía y establecen la
diferencia con los asesinos y los que les han hecho el caldo gordo durante
mucho tiempo. Yo recomendaría a algunos que volvieran a ver el famoso cuadro de
Velázquez “La rendición de Breda” y se fijaran qué hace el Duque de Alba. En su gesto, y no en la casi rodilla en tierra del que le ofrece la llave de la ciudad, está la grandeza de España.
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