miércoles, 10 de julio de 2013

RAJOY DEBE DIMITIR

Después de lo que ya todo el mundo sabe en relación con el caso Bárcenas y a pesar de que el Gobierno y la dirección del Partido Popular siguen empeñados en negar la evidencia, lo único higiénico sería la dimisión del presidente del Ejecutivo y la convocatoria de elecciones generales.
Porque, una vez conocida la financiación ilegal del PP y los sobresueldos de sus conspicuos, surgen dos preguntas: ¿habría obtenido el partido de Rajoy el mismo éxito electoral con menos dinero para financiar sus campañas? y, aún mas importante, ¿habría tenido el partido que nos gobierna la misma cantidad de votos si los ciudadanos hubieran sabido lo que ahora es vox pópuli?. Está muy claro que la legitimidad democrática del Gobierno es mas que dudosa y que intentar mantenerse en el poder esperando que escampe no es bueno ni para la democracia ni para España.
Mientras estas cosas ocurren, los partidos de la oposición tienen posturas variadas. Alguno, como IU, que fue el que presentó la demanda contra Bárcenas, incluso habla de poner otra contra el mismísimo presidente del Gobierno, el PSOE, aunque está enfangado en el escándalo de los ERES falsos de Andalucía, también protesta, pero en un tono menor, y los hay, como CIU, que ni hablan, no sea que se reaviven los asuntos del Palau de la Música, del 3% y otras fechorías.
El caso Bárcenas no solo da municiones a una oposición cuya estrategia iba de la mano de la crisis económica y del creciente cabreo de los ciudadanos por la pérdida de poder adquisitivo, derechos sociales y por un paro galopante que volverá, como jinete del apocalipsis, una vez pase el estío, también sirve a los intereses de los conspiradores, los que quieren el poder a costa de lo que sea. A nadie debe extrañar, por tanto, que el director del diario “El Mundo”, Pedro J. Ramírez, pase 4 horas con Bárcenas, en vez de 5 horas con Mario, como haría Miguel Delibes, que ese sí era un señor. Tampoco nos debe caer de sorpresa que la conspiradora mayor del reino, Esperanza Aguirre, pida soluciones políticas a su partido antes de que las impongan los jueces, con ella de protectora de los valores morales, naturalmente. Pero, los que tenemos buena memoria para estas cosas, no olvidamos que Dña. Esperanza accedió a la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid gracias a que la mafia del ladrillo sobornó a dos diputados autonómicos del PSOE, Tamayo y Sáez.
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, vuelve a acertar de pleno cuando dice que todo esto no es lo mejor para nuestra imagen exterior y para la marca España.

Las emisoras  de radio deberían poner otra vez aquella canción que sonaba durante la Transición, “Habla pueblo, habla”, de Jarcha, y que los ciudadanos, en otro momento histórico muy importante, decidan.

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