Después de lo que ya todo el
mundo sabe en relación con el caso Bárcenas y a pesar de que el Gobierno y la
dirección del Partido Popular siguen empeñados en negar la evidencia, lo único
higiénico sería la dimisión del presidente del Ejecutivo y la convocatoria de
elecciones generales.
Porque, una vez conocida la
financiación ilegal del PP y los sobresueldos de sus conspicuos, surgen dos
preguntas: ¿habría obtenido el partido de Rajoy el mismo éxito electoral con
menos dinero para financiar sus campañas? y, aún mas importante, ¿habría tenido
el partido que nos gobierna la misma cantidad de votos si los ciudadanos
hubieran sabido lo que ahora es vox pópuli?. Está muy claro que la legitimidad democrática
del Gobierno es mas que dudosa y que intentar mantenerse en el poder esperando
que escampe no es bueno ni para la democracia ni para España.
Mientras estas cosas ocurren, los
partidos de la oposición tienen posturas variadas. Alguno, como IU, que fue el
que presentó la demanda contra Bárcenas, incluso habla de poner otra contra el
mismísimo presidente del Gobierno, el PSOE, aunque está enfangado en el escándalo de los ERES falsos de Andalucía, también protesta, pero en un tono menor, y los
hay, como CIU, que ni hablan, no sea que se reaviven los asuntos del Palau de
la Música, del 3% y otras fechorías.
El caso Bárcenas no solo da
municiones a una oposición cuya estrategia iba de la mano de la crisis
económica y del creciente cabreo de los ciudadanos por la pérdida de poder
adquisitivo, derechos sociales y por un paro galopante que volverá, como jinete
del apocalipsis, una vez pase el estío, también sirve a los intereses de los
conspiradores, los que quieren el poder a costa de lo que sea. A nadie debe
extrañar, por tanto, que el director del diario “El Mundo”, Pedro J. Ramírez,
pase 4 horas con Bárcenas, en vez de 5 horas con Mario, como haría Miguel Delibes,
que ese sí era un señor. Tampoco nos debe caer de sorpresa que la conspiradora
mayor del reino, Esperanza Aguirre, pida soluciones políticas a su partido antes
de que las impongan los jueces, con ella de protectora de los valores morales,
naturalmente. Pero, los que tenemos buena memoria para estas cosas, no
olvidamos que Dña. Esperanza accedió a la presidencia de la Comunidad Autónoma
de Madrid gracias a que la mafia del ladrillo sobornó a dos diputados
autonómicos del PSOE, Tamayo y Sáez.
El ministro de Exteriores, José Manuel
García-Margallo, vuelve a acertar de pleno cuando dice que todo esto no es lo
mejor para nuestra imagen exterior y para la marca España.
Las emisoras de radio deberían poner otra vez aquella canción
que sonaba durante la Transición, “Habla pueblo, habla”, de Jarcha, y que los
ciudadanos, en otro momento histórico muy importante, decidan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario