viernes, 12 de julio de 2013

¿MOCIÓN DE CENSURA?

Ante la imposibilidad de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comparezca en el Congreso de los Diputados, ni en pleno ni en sesión de control al Ejecutivo, que, por primera vez desde 2.009, no se celebrará en este mes de Julio, crece la posibilidad de que el PSOE, principal partido de la oposición, presente una moción de censura que, dada la mayoría absoluta del PP, no servirá para descabalgar a Rajoy de la presidencia, pero sí para que al menos dé la cara.
La moción de censura es un instrumento parlamentario que no se debe emplear alegremente, pero, ante el rodillo de los populares en el Congreso y en el Senado, impidiendo a la oposición fiscalizar la acción del Gobierno, ya no cabe otra alternativa.
La Justicia es la única institución que el poder no controla, aunque se han hecho grandes esfuerzos para conseguirlo, y el caso Bárcenas amenaza con ser un torpedo bajo la línea de flotación de la corruptela política que ha logrado poner a España y los españoles a los pies de los caballos.
Sin embargo, en el PSOE hay gente que no está muy de acuerdo con la idea de presentar una moción de censura, que estaría centrada en el asunto de la corrupción. Un debate a cara de perro entre los dos grandes partidos sobre las fechorías que han cometido unos y otros, solo beneficiaría a terceros, es decir, a IU y UPyD, que suben como la espuma en las encuestas. No hace falta ser vidente para adivinar que, ante las acusaciones de financiación ilegal y de sobresueldos de los socialistas, los populares contestarían con el ¡y tú mas!, de los ERES falsos de Andalucía, las andanzas del anterior ministro de Fomento, José Blanco, y cosas por el estilo. Por si este riesgo fuera poco, la moción de censura exige presentar un candidato a la presidencia del Gobierno y de todos es sabido el poco tirón que tiene Rubalcaba.
Pero el PSOE ya se ha metido en una dinámica en la que será muy difícil echarse atrás, porque, ante la que está cayendo, callarse y criticar con la boca pequeña puede suponer aún mas sangría de votos que el precio que hay que pagar si alguien vuelve a encender el ventilador de la mierda.
Las cosas que han sucedido en España en los últimos años, ese país donde el ministro Solchaga decía que uno se podía hacer fácil y rápidamente rico, están pasando ahora factura. Los ciudadanos están sufriendo en sus carnes las fechorías que cometieron los políticos, pero éstos no se van a ir, por mucho que lo están intentando, de rositas. La Justicia sigue a su ritmo y con sus tiempos, y el rosario de imputados aumenta sin cesar. La cárcel y la percepción de que los antiguos camaradas, con los que compartía mesa y mantel, son ahora los que le acusan, estimula la locuacidad de Bárcenas y su voluntad de no comerse solo el marrón. Disparar por elevación, implicando a gente importante, es una buena estrategia de defensa en un país como este. Eso mismo es lo que está haciendo, sin ir mas lejos, Diego Torres, el ex-socio de Urdangarín, que llegará, si lo estima necesario, hasta el mismísimo Jefe del Estado.

Definitiva y afortunadamente, ha cundido el pánico.

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