lunes, 15 de julio de 2013

LOS AMARILLOS

Cuando yo era niño, había en mi barrio un hombre, cuyo nombre ya no recuerdo, que estaba loco. Era pacífico y bastante popular. Los vecinos solían invitarle a un vaso de vino en el bar y a un pitillo. Cuando bebía mas de la cuenta entraba en una especie de trance y preso de pánico se ponía a gritar “Luis, los amarillos”. Nunca he sabido quién era el tal Luis, porque no se dirigía a ninguno de los presentes, pero con el tiempo fui descubriendo quienes eran los “amarillos”.
El amarillismo quizá sea la forma mas indecente del servilismo. Los “amarillos” son individuos sin escrúpulos que, mientras dicen defender a los trabajadores, a los ciudadanos, a la libre información, etc, ejercen de traidores y mamporreros, siempre, eso sí, en su propio beneficio.
Se ha hablado mucho del amarillismo político y sindical, que está mas activo que nunca, pero no tanto del amarillismo periodístico, como los otros, siempre a las órdenes del poder.
Todos sabemos que la libertad de prensa es una quimera y que todos los periódicos tienen una línea editorial mediatizada por partidos políticos, grupos económicos y nichos de lectores fanáticos a los hay que satisfacer, pero está bien que lo digan y que se sepa. Yo no me creo a nadie que diga que es imparcial y que sus opiniones son objetivas.
En un programa de TV se hizo una parodia sobre lo que dirían los distintos diarios de tirada nacional sobre una misma noticia. La cosa tenía guasa, porque no solo se introducían distintos matices, la noticia vista en uno u otro medio era tan diferente como el blanco del negro. Quizá por eso también dicen que la Historia la escriben los vencedores y que no necesariamente tiene que ver con lo que sucedió de verdad.
Sin embargo, aunque algunos estudiosos de las teorías de Einstein lo ponen en duda, yo soy de los que piensan que hay cosas que no se pueden relativizar y que hay verdades tan evidentes como que el todo es mayor que la parte.
Estos días estamos asistiendo al apogeo del escándalo nacional por el caso Bárcenas, un culebrón por capítulos con el que nos deleita el periódico “El Mundo” cada pocos días y que tiene muchas posibilidades de depararnos todavía mas sorpresas y mas asco. Este proceso, al margen del daño que está haciendo a la democracia y al prestigio internacional de nuestro país, tiene un gran interés clarificador. Empezamos sabiendo que el extesorero del PP era un “chorizo” que tenían cuentas millonarias en medio mundo. Después caímos en la cuenta que, por muy buen sueldo que tuviera y por muy bien que le salieran sus supuestas operaciones bursátiles, tanto dinero tenía que ser del propio partido. También es vox pópuli que fueron algunos empresarios sin escrúpulos los que hacían donaciones a cambio de favores y contratos públicos. Pero, ya cerca del clímax del desenlace, hemos descubierto que el presidente del Gobierno miente como un bellaco y que el principal partido de la oposición quedaría satisfecho con un cambio de líder en la derecha, pero nada de elecciones generales ni de que el pueblo hable. Todos los que nos han estado tomando el pelo se van quedando con el culo al aire.
Pero, lo que mas pretende castigar la inteligencia de los ciudadanos no es la pantomima de los socialistas o el falso prurito democrático de Pedro J. Ramírez, siempre metido en conspiraciones, sino el amarillismo grosero de algunos diarios, como “ABC” y “La Razón” que convierten la noticia de los SMS que Mariano Rajoy dirigía a Bárcenas en una prueba de que el presidente del Gobierno no cedió al chantaje del extesorero. ¿Nos toman por imbéciles?.
Ahora me explico porqué aquel loco de mi barrio repetía siempre con inquina lo de "Luis, los amarillos".
Nota: quiero agradecer a los internautas rusos sus entradas en este blog, han pasado a ser los primeros por países, incluidos los Estados de idioma castellano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario