viernes, 22 de febrero de 2013

UN DEBATE QUE DEJA LAS COSAS CLARAS


En el debate sobre el estado de la Nación, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha tenido una buena oportunidad para rectificar sobre algunos errores de bulto que ha cometido el Ejecutivo que encabeza o para avanzar algunas medidas  de choque que frenen la sangría social y económica que padece España, pero no lo ha hecho. En el primer día del debate, Rajoy empezó su discurso, de hora y media de duración, diciendo que no se veían “brotes verdes” por ningún lado. No era una rectificación a los continuos ejercicios de videncia de los ministros de Economía y Hacienda, que en repetidas ocasiones nos han dicho que 2.014 será el año de la recuperación, tanto es así que, sin fijar fecha, el propio D. Mariano, en el segundo día del debate, se contradijo y anunció esa mejoría de la economía “no demasiado lejana”. También insistió en la necesidad de la Reforma Laboral, a pesar de que, tras su implantación, se pierden mas de 2.500 empleos diarios en nuestro país. 
La verdad es que los portavoces de los distintos grupos políticos desfilaron por la tribuna sin que ninguno consiguiera sobresaltarnos, todos siguieron el guión que se esperaba de ellos. Yo no tenía ningún interés en escuchar al PSOE, todavía principal partido de la oposición, porque estaba completamente seguro que Rubalcaba criticaría el asunto Bárcenas, el aumento del desempleo y las cosas que alarman a la gente, pero que sería incapaz de ofrecer una alternativa creíble radicalmente distinta a las políticas derechistas que imperan en Europa. Aún menor crédito, y sí mucho tedio, me merecieron los argumentos de los grupos nacionalistas, porque uno ya está cansado de oír a los que están haciendo todo lo posible por destruir el Estado dar consejos de lo que es mejor para España.
La verdadera expectación la tenía centrada en lo que dirían los líderes de IU-Los verdes, Cayo Lara y de UPyD, Rosa Díez, los dos partidos que crecen como la espuma aprovechando la irritación ciudadana contra los partidos mayoritarios. La última encuesta del CIS en Cataluña, donde por primera vez IC-Verds (la franquicia catalana de IU) adelanta en intención de voto al PSC-PSOE, es esclarecedora.
Rosa Díez se centró en la reforma del Estado y en la crítica a los nacionalismos, pero, como los socialistas, no fue capaz de ofrecer una alternativa económica y social bien diferenciada de la imperante. Sin embargo, el coordinador general de IU, Cayo Lara, lo tuvo muy fácil. El mismo discurso de siempre de la izquierda radical, es decir, defensa a ultranza de los servicios sociales básicos, de la supremacía de lo público, de los derechos de los trabajadores, etc, en la coyuntura actual, cuando el Estado del Bienestar se derrumba, cuando España tiene seis millones de parados y cuando, en fin, se roba a los pobres para dar su dinero a los ricos, adquiere una dimensión y una receptividad muchísimo mayores.
El presidente Rajoy nos ha dicho que España es un barco que no se hunde, pero es gracias a que los ciudadanos con sus impuestos, con su pérdida de salarios, con el cierre de miles de comercios y empresas, no paran de achicar agua en una nave cuyo capitán no tiene ni idea de donde está el Norte. También nos ha dicho D. Mariano que han crecido las exportaciones; cierto, porque la poda de los salarios ha sido tan fuerte que producir en nuestro país ya es muy barato, a costa de los sacrificios de los trabajadores, naturalmente.
Ha sido un debate que ha dejado las cosas claras, solo hay una alternativa política, guste o no, en España al status quo imperante, una alternativa que quiere abandonar el euro, nacionalizar la banca, llevar a la cárcel a los chorizos y poner el acento en lo social. Quizá el mayor error de IU-Los verdes, además de algunos tácticos muy importantes, sea que todavía no son conscientes de su potencial.

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