martes, 26 de febrero de 2013

OTRA VEZ LA AMENAZA DE LA INCINERADORA


Con el regreso de los socialistas al poder en Asturias han vuelto viejas costumbres y viejos modos. Las organizaciones sindicales y empresariales vuelven a disponer del dinero público que no hay para sanidad o para inversiones, se vuelve a tomar el pelo a la gente con la defensa, de boquilla, de la industria, minería, ganadería, etc, mientras nuestra región alcanza cotas de paro históricas y los jóvenes (20 al día) tienen que emigrar para sobrevivir. Mientras Asturias tiene problemas gravísimos por resolver, nuestro parlamento regional pierde el tiempo en comparecencias de personajes ligados a la corrupción en el anterior Ejecutivo socialista, que no sirven para nada que no sea mofarse aún mas de los sufridos pobladores de esta tierra. Esperemos que la Justicia ponga a cada uno en su sitio. Pero lo peor es que también ha regresado un proyecto especialmente oneroso para los bolsillos de los asturianos y muy peligroso para nuestra salud, la tan querida, por los irresponsables, macroincineradora, que ahora dicen que “solo” quemará 350.000 toneladas de basura al año.
Ya sabemos que a la FSA-PSOE le importa muy poco la salud de los asturianos, no lo digo porque tengamos ya unas listas de espera de medio año, que también, sino por el escaso interés que ponen los socialistas en salvaguardar el entorno medioambiental asturiano, región que, junto con los núcleos urbanos de Madrid y Barcelona, tiene la atmósfera mas contaminada de España. ¿Se acuerda usted, por ejemplo, del vertido de fuel de la planta electrotérmica de Aboño?, pues bien, HC energía no ha pagado todavía un céntimo por los daños ocasionados y sigue emponzoñando el Río Aboño  y la Playa de Xivares con aguas hirvientes y negras que salen de sus instalaciones sin tratamiento alguno.
Pero el asunto de la incineradora que se pretendía instalar en Serín tuvo repercusiones políticas muy importantes que han pasado casi desapercibidas. IU-Los verdes, que gobernaba con los socialistas en el Ejecutivo de Areces, no apoyó aquel proyecto, pero el asunto no pareció tan grave a los dirigentes regionales de la coalición como para romper el pacto de Gobierno. Eso, y alguna otra cosa, costó una fractura en IU de Asturies que tuvo, entre otras consecuencias, la ruptura con el Bloque y que los militantes de base de la coalición roji-verde impidieran a sus dirigentes formar otra vez Gobierno con los socialistas. Todos deberían tomar buena nota.
La incineradora tiene muy mala prensa y un proyecto así se vende muy mal a la opinión pública, porque los ciudadanos ya están suficientemente informados de que las emisiones de dioxinas y furanos, consustanciales con el funcionamiento de ese tipo de instalaciones, son altamente cancerígenas y muy contaminantes para aguas y pastos. Es por eso que el Gobierno socialista se ha embarcado en una campaña propagandística, pagada con dinero público, naturalmente, para convencernos de que no existe riesgo alguno para nuestra salud. En este sentido, se han sacado de la manga un informe de sostenibilidad ambiental, del Plan Estratégico de Residuos del Principado, donde nos dice que las incineradoras “no generan efectos ambientales negativos de una intensidad significativa”. No opinan lo mismo los sufridos vecinos de las plantas incineradoras que existen en España y en otros países y no opina lo mismo, sino todo lo contrario, la organización ecologista Greenpeace, que a mí, en asuntos como este, me merece muchísima mas credibilidad que Javier Fernández y los suyos
La incineradora, dejémoslo claro, es un peligro para la salud de los asturianos, para nuestro entorno ecológico y para nuestros bolsillos, porque el Gobierno del Principado, que no tiene un céntimo, pretende endeudarse para construirla, y para amortizar ese crédito se tendrán que subir impuestos y tasas por la recogida de basuras.
Puede saltar el conflicto político (ya veremos que hace IU y UPyD) y entre administraciones, porque el Ayuntamiento de Gijón, donde gobierna Foro Asturias, no va a tragar con imposiciones de esa índole.
Pero, en fin, no van a ser prudentes en asuntos menores, los que ni siquiera les importa lo que respiren sus hijos.

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