domingo, 24 de febrero de 2013

LOS GITANOS


Hay un asunto que tiene una gran importancia en la España actual y de cuyo análisis casi todo el mundo parece huir, es la situación social de los gitanos, una  comunidad estimada en unas 700.000 personas, sin contar con los gitanos portugueses y sobre todo rumanos, que han entrado en nuestro país en forma masiva y sin control alguno.
Se ha comprobado científicamente, por comparación genética, que los gitanos proceden del Noroeste de la India, concretamente de algunas regiones limítrofes con Pakistán y que llegaron a Europa, un una sola migración, en la Edad Media. En España se asentaron mayoritariamente en la zona mediterránea, sobre todo en Andalucía, aunque han tenido un modo de vida itinerante que en nuestro país casi ha desaparecido gracias a las ayudas sociales que recibe este colectivo de ayuntamientos y CC AA. En efecto, grupos gitanos de algunos países europeos, como Rumanía, que no tenían cubiertas por el Estado sus necesidades básicas, han continuado migrando y sobreviviendo gracias a sus actividades habituales, mendicidad y pequeños hurtos, por eso España, donde la Justicia y el Código Penal son especialmente permisivos, se ha convertido en lugar de asentamiento.
Los gitanos, como todo el mundo sabe, tienen su propia lengua y sus propias costumbres, que han evolucionado muy poco desde su salida de la India, merced a que casi no se han mezclado con otros pueblos, aunque varían en algunos aspectos según los grupos y los países donde se asientan.
Hasta tal punto parece que hay un pacto de silencio para no hablar de la problemática gitana, que algunas de sus costumbres mas arraigadas, que chocan frontalmente con los derechos humanos, laminan la igualdad de la mujer y celebran el maltrato, no son denunciadas por políticos ni sociólogos y ni siquiera la Justicia o los movimientos feministas (tan activos en otras causas) se atreven a intervenir. Me estoy refiriendo, naturalmente, a la obligatoriedad de que las gitanas tienen que llegar vírgenes al matrimonio (hay una ceremonia del pañuelo, donde rompen el himen a la desposada, especialmente sangrante, nunca mejor dicho) al habitual casamiento entre niños y adolescentes, al mercadeo con las hijas, a la sumisión a los hombres, a la falta de escolarización, etc; pero incluso los gitanos proclaman a los cuatro vientos que tienen su propia Ley, al margen de la Constitución y de las leyes vigentes para el resto de ciudadanos.
Algunas cosas que suceden en el mundo de los gitanos son producto de su aislamiento social durante siglos, que no siempre ha sido por culpa de las naciones donde se han asentado, también por su empeño en mantener la endogamia genética y cultural que, en ese esfuerzo por la diferenciación, les ha llevado en los últimos años en España a abrazar mayoritariamente religiones sectarias. Las dificultades de los llamados “payos” para contraer matrimonio con gitanas es enorme, precisamente por la oposición de la comunidad gitana y la figura trasnochada del “patriarca” sigue imperando para imponer el miedo a cualquiera que ose poner en cuestión una autoridad que carece de legitimidad democrática.
La mayor parte de la comunidad gitana que vive en España no trabaja, ni tiene la menor intención de hacerlo, y, como hemos dicho, sobrevive gracias al dinero y las ayudas públicas. Pero también es frecuente que esos ingresos se complementen con otras actividades, algunas al margen de la Ley y que llegan a ser tan graves como el tráfico de drogas, donde en algunas zonas de España está bajo su exclusivo control. Por supuesto, existen muchas familias gitanas que trabajan honradamente vendiendo chatarra y ropa por los mercadillos y rastros de los pueblos y ciudades de Espàña, por ejemplo. 
Nosotros y los gitanos tenemos un problema que es necesario empezar a abordar con valentía y sinceridad, por el bien de todos.
He tenido un compañero de pupitre gitano, y sé que la comunidad romaní fue el único grupo étnico (los judíos lo eran religioso) que fue enviado masivamente a las cámaras de gas por los nazis. Por eso y por otras razones, por si alguien no lo tuviera claro, quiero lo mejor para los gitanos.

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