sábado, 2 de febrero de 2013

EL CASO BÁRCENAS Y LA CONSPIRACIÓN


Con las declaraciones y rueda de prensa que la secretaria general, María Dolores de Cospedal, ofreció el jueves 31 de enero, el Partido Popular, como hizo Hernán Cortés en México, ha quemado sus naves y ya no podrá dar marcha atrás en el caso Bárcenas, que amenaza con llevarse por delante a toda la cúpula del partido, al Gobierno y al presidente Mariano Rajoy.
Los populares barajaron dos opciones, reconocer los hechos y dar por buena la información del diario El País, donde aparecían asignadas partidas de dinero negro a conspicuos del PP, incluido el propio Rajoy o negarlo todo y, como hicieron cuando el atentado del 11M, buscar una conspiración como chivo expiatorio. La primera alternativa podría poner en peligro la estabilidad del Gobierno e incluso obligar a dimitir a Rajoy y que se tuvieran que convocar elecciones generales, pero yo creo que eso, si se hubieran reconocido los hechos y pedido perdón con ánimo de enmienda, como hizo no hace mucho S M el Rey tras el traspiés de la cacería de elefantes en Botsuana, no habría sucedido, al menos de momento, pero se optó por mentir ante los periodistas, ante las cámaras y ante todos los españoles. Craso error, porque no pasaron muchos minutos sin que algunas altas personalidades del propio Partido Popular que figuraban en los papeles de Bárcenas, hasta siete, reconocieran que sí cobraron las asignaciones manuscritas publicadas en la prensa.
Ahora ya no hay vuelta atrás y si no ocurre un milagro el PP  y el Gobierno que preside Rajoy iniciarán un vía crucis que solo puede concluir en el descalabro, porque, además, es muy probable que sigan apareciendo papeles comprometedores. Mientras, el desprestigio internacional de España y la irritación de los ciudadanos contra los políticos será el peaje a pagar por todos por las fechorías de algunos.
Sin embargo, aunque el argumento de la conspiración fue utilizado por Cospedal como una mas de sus patrañas, es totalmente cierto, naturalmente no en el sentido que quiso trasmitir la secretaria general del PP, es decir, que los socialistas y el grupo PRISA pudieran estar utilizando medios no convencionales para cargarse al Gobierno, porque son otros, mucho mas cercanos ideológicamente a ellos, los que llevan tiempo conspirando entre bambalinas. Al aquelarre se ha sumado el diario El Mundo y su director Pedro J. Ramírez, que no casualmente fueron los primeros en levantar la liebre, y a los demás nos han hecho galeotes a la fuerza, amarrados al remo de un barco que navega hacia el desastre. Hay gente que ya tiene planes para el día después de la caída de Rajoy, fuerzas que piensan dar un golpe de Estado sin que lo parezca, como hicieron en la comunidad autónoma de Madrid, antes de que la crisis económica y social lleve al Gobierno a los verdaderamente peligrosos para ellos.
Los ciudadanos de este país tenemos que acabar con la corrupción de los partidos mayoritarios, pero debemos tener mucho cuidado con algunas alternativas emergentes y con los salvadores de la patria, porque peor aún que quemar las naves es hacer de tontos útiles.  

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