martes, 5 de febrero de 2013

ISRAEL INTERVIENE EN LA GUERRA DE SIRIA


Con el bombardeo de un centro de investigación científico-militar, el miércoles 30 de enero, situado en la ciudad de Jamraya, cerca de la capital, Damasco, Israel se implica directamente en la guerra de Siria y, en una alianza, aparentemente contra natura, con los mercenarios reclutados por Al Qaeda, con las potencias occidentales que los arman y con Arabia Saudí y Catar que los financian, se ha unido a los que están decididos a acabar con el régimen sirio y con la propia Siria como pieza clave  en el complicado tablero de Oriente Medio. 
Sin mediar provocación alguna por parte siria, Israel, como tantas otras veces, se pasa por la entrepierna la legalidad internacional bajo la coartada de salvaguardar su seguridad. No es la primera vez que los sionistas bombardean Siria, en el pasado también bombardearon instalaciones de investigación nuclear en ese país. Conviene recordar también que hace muy poco tiempo, el 23 de octubre del pasado año, en una operación combinada con fuerzas de los EE UU, Israel  bombardeó Sudán, un país que no le había hecho nada, situado a miles de Km. 
Por si esto fuera poco, el ministro de defensa israelí, Ehud Barak, que ha confirmado el ataque en una entrevista televisada, enmarcó la acción en la tensión que tanto Occidente como los sionistas mantienen con Irán, país al que injustamente se ha sometido a sanciones y amenazas.
En efecto, el ministro de relaciones exteriores de Irán, Alí Akbar Salehi, ha tenido que salir al paso en Berlín a las continuas acusaciones que pesan sobre Irán en relación con su programa nuclear y volver a recalcar que, al contrario que Israel (potencia nuclear, incluso con vectores estratégicos) la República Islámica no persigue el desarrollo de armamento atómico.
La creciente belicosidad de Israel no solo está relacionada con que cuenta con un Gobierno derechista donde los fanáticos ultraortodoxos tienen mucha influencia, también con que el Gobierno norteamericano parece no querer implicarse en un ataque contra Irán y perder la influencia que todavía tiene en una buena parte del mundo árabe y musulmán. Tampoco debemos soslayar, y este si que puede ser el factor determinante, que tanto Rusia como China no están dispuestas a tragar con un ataque a su potente aliado persa. Los sionistas estarían intentando, mediante toda clase de provocaciones a Siria e Irán, que los EE UU tomaran la iniciativa en un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes.
El conflicto diplomático que se desataría si USA y sus aliados atacan Irán sin el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU sería monumental y, además, el probable colapso del tráfico petrolero en el estrecho de Ormuz podría agravar aún mas la crisis económica de muchos países occidentales y de Japón, eso sin contar con el enfrentamiento a cara de perro con Rusia y China, por eso, sabia y prudentemente, el presidente Obama ha iniciado una política de acercamiento a Irán para que los persas le garanticen que su programa nuclear civil no mutará a militar.
Sin embargo, Israel tiene sus propias prioridades y no esta dispuesta a ver crecer una potencia hostil en la zona, que abastece de armas y dinero a Hamás y Hezbolá, dos movimientos considerados terroristas por los sionistas y las potencias occidentales, pero que lo único que hacen es luchar contra la ocupación de las tierras palestinas o defender Líbano de las periódicas invasiones israelíes.
Israel ya está barajando un ataque unilateral contra las instalaciones nucleares iraníes, incluso sin el visto bueno encubierto de los EE UU, que no le podría proporcionar bombas, como la GBU 57/AB Mass Ordnance Penetrator (MOB), un monstruo de 13,6 toneladas capaz de perforar muros y techos de hormigón reforzado de 60 metros de espesor y de explotar en el interior de las instalaciones provocando su devastación, porque los sionistas no poseen aviones capaces de portarlas. Israel estaría obligada a utilizar armamento nuclear táctico usando los cazabombarderos F-15, como vectores aéreos y los submarinos Delfín (comprados a Alemania) y los misiles de crucero Popeye turbo como vectores navales. Pero Rusia ya advirtió en el pasado a los sionistas, y lo hizo desplegando en la zona dos submarinos nucleares de ataque y varios escuadrones de cazabombarderos Sukhoi, que no toleraría aventuras belicistas atómicas en su área de influencia.
Pero la intervención israelí en la guerra de Siria, donde Rusia tiene una importante base naval, es una evidencia clara de que los sionistas están dispuestos a cualquier cosa, incluso a poner en peligro la paz mundial. 

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