domingo, 28 de noviembre de 2010

LA VERDAD


Esta semana se ha hablado mucho de las palabras del vicesecretario general de Comunicación del PP, Esteban González Pons, cuando dijo "el Gobierno que no miente", donde, naturalmente, todos entendimos que pretendía decir que no mienta. Inmediatamente, los medios de comunicación del grupo Prisa, ese poderoso instrumento propagandístico al servicio del PSOE, se lanzaron a la yugular del principal partido de la oposición para repetir las consignas que venimos escuchando desde hace tiempo, "no arriman el hombro", "no son patriotas", "hacen un flaco servicio a España", etc. Pero, por mucho que se intenten acallar las críticas y por mas que se se nombren nuevos ministros y ministras de verborrea fácil ( Ramón Jáuregui, de momento, gana por goleada en el arte de decir tonterías), es difícil hacer cambiar la percepción que tiene la ciudadanía de que los socialistas nos han tomado el pelo. No pierdan el tiempo, no podrán convencer a la gente de que es culpa de Rajoy que no podamos salir de la crisis.
El Gobierno es el que tiene el poder ejecutivo y mayoría parlamentaria con pactos, eso sí, escandalosos con los nacionalistas, por eso es el principal responsable de las ocurrencias, de los despilfarros y de la compra de voto con dinero público de estos años pasados y también de las duras medidas que se están adoptando contra los trabajadores y pensionistas. Primero se pretendió un "Pacto Social" para repartir las responsabilidades de las purgas y ahora se intenta hacer recaer sobre otros el costo electoral de la crisis. Por supuesto que el Partido Popular tiene mucho que ver en las dificultades que está padeciendo España, como ha dicho el vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, fue el que empezó a hinchar la burbuja inmobiliaria, lo que no ha dicho Pepiño es que el PSOE continuó inflándola una vez en el Gobierno, como también había hecho en las CC AA donde gobernaba.
Desde que la física se ha impuesto a la filosofía, muchos políticos han caído en la tentación de relativizarlo todo, si el todo ya no es necesariamente mayor que la parte, la verdad también puede ser reinterpretada. Pero para la gente de a pié, que afortunadamente nos movemos en entornos mas básicos, la realidad es percibida por nuestros ojos y por nuestros estómagos, por mucho que se nos quiera decir que lo negro es blanco y que el aceite de ricino es una ambrosía.
El Gobierno del señor Zapatero, como ayer se lo recordaba el Financial Times, no ha dicho la verdad sobre lo que ha pasado con las Cajas de Ahorro, principal problema financiero de España, con un agujero que puede rondar los 300.000 millones de euros, y lo que las reestructuraciones, fusiones y prejubilaciones de la banca pública van a costar a los ciudadanos. No se nos ha dicho qué va a pasar con los responsables políticos de la pésima gestión de los créditos hipotecarios a particulares y blandos, con altísimo riesgo, a las empresas constructoras. Tampoco se ha contado a la gente que el Banco de España ha vendido ingentes cantidades de oro de nuestras reservas a precios muy por debajo de su cotización en el mercado, para tapar apresuradamente el agujero, que con las reservas del Fondo de Pensiones, dinero casi tan sagrado como el de los huérfanos de la Guardia Civil, se ha comprado Deuda Pública, etc. Los antipatriotas, no sé lo que opinará usted, no somos los que denunciamos estas cosas.
No es la primera vez que decimos que la Democracia está en riesgo desde que estalló la crisis. Si Zapatero fuera un verdadero demócrata ya habría convocado elecciones generales para que los ciudadanos emitieran su veredicto sobre todo lo que está pasando. Pero, además, se ha olvidado de las organizaciones sindicales y empresariales, de los legítimos "Agentes Sociales" que menta la Constitución (aunque estén un tanto desprestigiados), se reúne con un grupo selecto de presidentes y consejeros delegados de grandes empresas para pedirles consejo, soslayando las opiniones de los trabajadores que le han votado y de los pequeños y medianos empresarios integrados en la CEOE.
Aplicar las duras medidas que ya han acordado contra el grueso de la ciudadanía y tomar urgentemente otras, aún mas penosas para casi todos, esa es la medicina que nos van a imponer los que ostentan el poder para que salgamos de la crisis, eso sí, no se atreven a leernos el prospecto ni a decirnos la verdad, tampoco nos garantizan nada.

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