miércoles, 17 de noviembre de 2010

EL GATITO IRLANDES


El segundo embate de la crisis ya está aquí, si algún ingenuo pensaba que con las duras medidas tomadas contra los trabajadores y las clases medias estaríamos en vías de solución, estaba completamente equivocado. De hecho, a pesar de la Reforma Laboral, se sigue destruyendo empleo de forma alarmante y medidas como la subida del IVA, que nos cansamos de decir era equivocada, no han hecho mas que retraer el consumo y estancar el PIB. Burradas similares a las que los socialistas han hecho en España también son comunes en otros países de esta Europa comunitaria que va camino de la desaparición en el ¡sálvese quien pueda!. Pero no todo se debe a la ineptitud de los políticos que nos gobiernan, seamos justos, al presidente Zapatero, como a otros dirigentes mundiales, en el fatídico Mayo pasado, se le puso entre la espada de, te saco de la Eurozona y la pared, o te cargas los derechos sociales de los trabajadores y pensionistas. Aunque nos está tocando a nosotros vivirlo, todo esto no es nuevo. Carlos Marx, en su famoso libro "El Capital", escrito hace mas de siglo y medio, ya decía que la fase final del capitalismo sería un oligopolio mundial donde el Mercado se impondría a los Estados, en esas estamos. Ya hemos advertido en otras ocasiones que la Democracia, el poder del pueblo, está en peligro, porque ya no son los políticos y los partidos elegidos en las urnas los que deciden nuestros destinos, sino los especuladores y las grandes entidades financieras internacionales, esos nuevos buitres carroñeros que utilizan el Mercado como un instrumento al servicio de sus intereses, para eso, y para demorar la explosión de la crisis generada por el problema de la sobreproducción, era la Globalización. Así, ellos deciden si se han de subir o no los impuestos, las políticas sociales y las inversiones públicas, de ahí a dictar quienes nos tienen que gobernar solo hay un paso. O los ciudadanos reaccionamos o nos comerán vivos.
El preámbulo de este segundo embate ha sido la guerra de divisas, EE UU ha puesto en circulación 600.000 millones de dólares haciendo funcionar la máquina de hacer papel moneda, se pretendía con ello devaluar el billete verde para poder competir en mejores condiciones y poder crear puestos de trabajo, eso mismo solía hacer en España la dictadura franquista con la peseta. Pero la pérdida de confianza en una divisa que ya no está respaldada por el patrón oro ni por derechos internacionales de giro y el pánico de los mercados, que empiezan a temer que el día menos pensado el papel moneda no tendrá ningún valor, se ha vuelto contra las economías que habían crecido de forma poco sólida y que ya estaban en la cuerda floja, es decir, Irlanda, Portugal, Grecia, Bulgaria, Rumanía y España. Mientras la amenaza de intervención en algunos de estos países de hace carne, ¿qué nuevos sacrificios se pedirá a la ciudadanía?. La verde y orgullosa Irlanda, el vigoroso Tigre Celta, se ha convertido en un asustadizo gatito.
Los partidos políticos, los sindicatos, las organizaciones empresariales y los propios ciudadanos somos responsables de que se haya llegado hasta aquí. La nueva dictadura del Mercado nos tiene cogidos por la entrepierna de la deuda. ¿Porqué China y algunos países latinoamericanos no están pasando por esta situación?, porque no están endeudados y el FMI no les puede poner el yugo.
En España, la política de crecimiento basada en el ladrillo, que comenzó con el Gobierno de José María Aznar y continuó con Zapatero, era, como todo el mundo sabía, una burbuja que tarde o temprano tendría que estallar. Además, la pseudoizquierda se embarcó en una loca estrategia de captación del voto a costa del erario público y en generalizar servicios carísimos como la Sanidad. Proliferaron las prejubilaciones, las pensiones no contributivas, la Ley de Dependencia, etc, millones de ciudadanos, que tienen ingresos pero no cotizan a la Seguridad Social, accedieron a las subvenciones, ayudas y servicios sociales gratuitos, ante la caída de la actividad económica el déficit se disparó. Cuando el otro día nos enteramos que en Rumanía existe un floreciente mercado negro con medicinas españolas, que exportan los inmigrantes indocumentados de esa nacionalidad, ya no nos causó extrañeza. La defensa a ultranza de los servicios públicos y de las pensiones, del Estado de Bienestar y, como hemos visto, hasta de la Democracia, pasa por la seriedad y rigurosidad en el gasto. Las políticas falsamente progresistas solo nos pueden llevar a la desaparición de la cobertura social que hemos disfrutado hasta ahora, merced a un aumento inasumible del déficit, la deuda y los sacrificios del conjunto de la población, y a la pérdida total de la soberanía del Estado.

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