jueves, 18 de noviembre de 2010

EL GOBIERNO NO NOS REPRESENTA


El Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero está batiendo todas las marcas de ineptitud, irresponsabilidad y desvergüenza. Ha dado la vuelta, como un calcetín, a su programa electoral y nadie en las filas socialistas se ha puesto colorado, ha despilfarrado, como ningún otro en nuestra Historia, el dinero de los españoles y, enarbolando la bandera de la izquierda, se han rendido al capitalismo internacional. Pero, lo mas fuerte es la postura que se ha adoptado ante el conflicto del Sáhara Occidental y la humillante claudicación ante Marruecos.
Mientras en El Aaiún el ejército alauí masacra a la población civil que protestaba pidiendo mejoras y se tortura impunemente a los indefensos saharauis, la patética ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, nos dice que esperará a las investigaciones marroquíes para actuar. Todo el arco parlamentario, como no podía ser de otra manera, menos el PSOE, se ha unido como una piña para condenar los crímenes del sátrapa Mohamed VI y exigir que se cumpla el mandato de la ONU, es decir, que se celebre un referéndum de autodeterminación, donde no figuren los colonos introducidos por Marruecos. Hace pocos días hubo en Madrid una manifestación de apoyo a los genuinos habitantes del Sáhara Occidental donde estuvieron políticos de todas las tendencias, incluidos altos representantes del PP, intelectuales y artistas que no necesitan el "pesebre" del canon digital, como la familia Bardem, y muchos ciudadanos a los que todavía les queda vergüenza. Esa es la auténtica opinión de los españoles, los mismos que todos los veranos acogen en el seno de sus familias a miles de niños llegados del infierno del desierto.
Antes de la matanza, que se parece mucho a la perpetrada por los sionistas y las milicias falangistas libanesas en los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila, la policía marroquí expulsó por la fuerza a los periodistas españoles, no querían testigos, y también hay españoles entre los muertos, heridos y torturados. La tortura, incluso contra sus propios ciudadanos, es moneda corriente en el reino del "hermano menor de nuestro rey". Cárceles secretas en el Atlas, traslado de detenidos por la CIA para darles tormento fuera de toda legislación, asesinatos selectivos, desapariciones, ese es el régimen de terror que impera en Marruecos, un país donde contrasta la opulencia de la familia real y sus allegados con la miseria de sus ciudadanos, de los que casi un tercio ha tenido que emigrar a Europa para no morirse de hambre.
La ética de quienes nos gobiernan brilla por su ausencia, mientras se esgrimen argumentos ruines y claudicantes. Alimentar al monstruo solo puede traer malas consecuencias, cuando no tenga suficiente nos devorará.
Marruecos chantajea constantemente a España con la reivindicación de Ceuta y Melilla, a sabiendas de que nuestra incorporación a la OTAN no contemplaba la eventual defensa de nuestras ciudades africanas por la organización atlántica, otra fechoría de Leopoldo Calvo-Sotelo y Felipe González, también suele poner trabas, cuando le interesa, a la actividad pesquera de nuestra flota en las ricas aguas de la Plataforma Sahariana. Pero en España hay un millón de ciudadanos marroquíes, la mayoría en situación irregular y sin nuestro consentimiento Marruecos no puede exportar nada a la UE, por esas y otras razones, nuestro país tiene también mucha capacidad de presión.
Ya hemos manifestado en otras ocasiones que dentro del desastre de la gestión gubernamental tiene especial gravedad la inexistencia de un Plan Estratégico, digno de ese nombre, para nuestras Fuerzas Armadas, que contemple la dotación y el despliegue de la fuerza de acuerdo con el mandato constitucional, es decir, poniendo el acento en la defensa de la integridad territorial. Mientras los programas de armamento, como el carísimo nuevo barco de despliegue estratégico Juan Carlos I, están pensados para intervenciones muy lejos de nuestras fronteras, como en Afganistán, por ejemplo, y nuestros soldados se encuentran repartidos por el mundo, nuestras fronteras se encuentran desguarnecidas. Con un régimen que recurre frecuentemente a la violencia a nuestras puertas es una grave imprudencia.
Ante la injusticia que se está perpetrando en el Sáhara Occidental y teniendo en cuenta nuestra responsabilidad como ex-potencia colonizadora, solo podemos deplorar la actitud del Gobierno del señor Zapatero, que será el nuestro, pero que no nos representa.

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