sábado, 10 de julio de 2010

SERENIDAD Y TEMPLANZA


Parece que el presidente Areces va a tener un final de legislatura, quizá también de carrera política, bastante movido. No nos gusta la violencia y, en consecuencia, tenemos que manifestar nuestro disgusto por los acontecimientos que se vivieron ayer a la llegada del "Tren Negro". Pero, estará usted conmigo en que, mientras Asturias está viviendo una situación muy difícil, con un nivel de paro preocupante y con la amenaza de cierre de muchas empresas, comercios, explotaciones ganaderas, etc, los políticos que nos gobiernan y que están en la oposición no están a la altura de la circunstancias (la Justicia deberá tenerlo en cuenta). Decíamos hace unos días que nos extrañaba que, a la vista de lo que está pasando, la gente no se hubiera tirado a la calle, con un cuchillo entre los dientes, para rebanar el pescuezo a los políticos, pero lo decíamos metafóricamente, claro. En un Estado democrático la contestación se puede hacer en la calle, pacíficamente, pero sobre todo en las urnas, el voto y la Constitución deben ser los principales instrumentos del cambio, incluso de la subversión. Personalizar las iras en Tini Areces no sería del todo justo, a pesar de que él no ayuda mucho precisamente con sus declaraciones, debemos apuntar mas alto. La irresponsabilidad en Asturias hay que repartirla entre la FSA, que han sido los que elaboraron las listas electorales y apoyado las políticas erróneas que se han desarrollado durante años, sus socios de IU que votan en Asturias lo contrario que la Coalición vota en Madrid y cuya cúpula ha sido expulsada del PCE por indisciplina, (ayer votaron en el Parlamento Regional a favor de las medidas de ajuste contra los trabajadores y funcionarios) y a los que solo mueve el interés personal y también el PP que a día de hoy todavía no ha dicho quién va a ser su candidato a la presidencia del Principado, a pesar de que hay un clamor mayoritario dentro del partido para que la encabece Francisco Alvarez-Cascos, cosa que no ha entendido ni María Dolores de Cospedal ni Pilar Fernández Pardo y cuyo programa político para acometer las reformas políticas y estructurales que Asturias necesita no conoce nadie. Tampoco la FADE y los sindicatos mayoritarios, en esta coyuntura, se pueden ir de rositas, porque han estado compadreando con el poder de la pseudoizquierda durante mucho tiempo sin preocuparse por lo que se nos venía encima.
Aunque hay mucha gente que lo está pasando mal, hay que mantener la serenidad y la templanza. Llegarán las próximas elecciones y será allí donde habrá que poner toda la carne en el asador.

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