El Partido Socialista ha hecho mucho daño a este país desde la Transición Democrática. Poca gente recuerda ya los episodios que se vivieron durante el Gobierno de Adolfo Suárez y la UCD, que era un partido hecho aprisa y corriendo y prendido con alfileres pero que tenía que llevar adelante reformas de mucho calado, precisamente cuando España y la Democracia se encontraban acosadas por el "Bunker" franquista y por ETA. En aquellos terribles días, donde la zozobra era constante, donde se asesinaban abogados laboralistas y militares de alta graduación, Felipe González se despachaba a gusto llamando al presidente del Gobierno "táhur del Mississippi". También tuvieron un carácter muy grave las maniobras que los socialistas realizaron, entre bastidores, en los preámbulos del golpe de Estado contra el Gobierno de Suárez, no nos referimos a la "tejerada" sino al que triunfó obligándolo a dimitir. Algún día, cuando sea prudente hacerlo, habrá que decir toda la verdad de lo que sucedió y de que se hablaba en las conversaciones que mantenían el general Armada y Enrique Múgica. Solamente el PSOE estuvo atinado al firmar los "Pactos de la Moncloa" pero la alternativa era que el país, incluido el Partido Socialista, se fuera al cuerno.
La irresponsabilidad de los gobiernos de Zapatero no es más que la continuación de un desastroso trabajo histórico que ha conseguido llevar a España, varias veces, al borde del precipicio. Estamos ante una grave crisis económica internacional, incluso podemos hablar de que el propio sistema capitalista puede haber entrado en una espiral que lleva al sumidero de la Historia, pero la gravedad de la singularidad económica española es producto de años de desatinos, ocurrencias, despilfarro del dinero público y falta de visión de Estado, donde los socialistas no tienen toda la culpa, pero sí una buena parte.
Pero la mayor insensatez ha sido el compadreo con los partidos nacionalistas e independentistas. Sí, es cierto que no ha sido el PSOE el único imprudente, todos recordamos al ex-presidente Aznar cuando nos decía que hablaba catalán en la intimidad, es verdad que también el PP coqueteó con los nacionalistas catalanes y vascos, pero ha sido el Partido Socialista y su muletilla IU los que se han aliado y han gobernado y gobiernan con los independentistas, lo hicieron en Cataluña, Galicia y Baleares, algunos también en Euskadi. En el País Vasco el PP ha dado una gran prueba de generosidad y patriotismo al apoyar el Gobierno socialista de Patxi López, es de justicia reconocerlo, y también se ha ofrecido en varias ocasiones, sin resultado alguno, para reconducir la situación catalana, también hay que decirlo.
El presidente Zapatero, al declarar que aceptaría todo lo que saliera del parlamento catalán, ha puesto una bomba de relojería bajo los pilares del Estado y de la Constitución. Ante el desconcierto con la sentencia del Tribunal Constitucional que, lógicamente, pone las cosas en su sitio, hay declaraciones cruzadas entre el Gobierno de la Moncloa y el de la Generalitat, siendo del mismo partido, lo que para uno es bueno para el otro es un atentado contra Cataluña.
Solo un inconsciente o un loco puede permitir que el PSC actúe por libre, (con el presidente Montilla al frente de la manifestación) y lavarse las manos ante los ataques de los socialistas catalanes y sus aliados contra el Estado de Derecho y la Constitución. El electoralismo y el oportunismo de la pseudoizquierda no tiene límites.
La irresponsabilidad del PSOE todavía puede conseguir que las consecuencias de la grave crisis económica no sea lo peor a lo que se van a tener que enfrentar España y los españoles.
La irresponsabilidad de los gobiernos de Zapatero no es más que la continuación de un desastroso trabajo histórico que ha conseguido llevar a España, varias veces, al borde del precipicio. Estamos ante una grave crisis económica internacional, incluso podemos hablar de que el propio sistema capitalista puede haber entrado en una espiral que lleva al sumidero de la Historia, pero la gravedad de la singularidad económica española es producto de años de desatinos, ocurrencias, despilfarro del dinero público y falta de visión de Estado, donde los socialistas no tienen toda la culpa, pero sí una buena parte.
Pero la mayor insensatez ha sido el compadreo con los partidos nacionalistas e independentistas. Sí, es cierto que no ha sido el PSOE el único imprudente, todos recordamos al ex-presidente Aznar cuando nos decía que hablaba catalán en la intimidad, es verdad que también el PP coqueteó con los nacionalistas catalanes y vascos, pero ha sido el Partido Socialista y su muletilla IU los que se han aliado y han gobernado y gobiernan con los independentistas, lo hicieron en Cataluña, Galicia y Baleares, algunos también en Euskadi. En el País Vasco el PP ha dado una gran prueba de generosidad y patriotismo al apoyar el Gobierno socialista de Patxi López, es de justicia reconocerlo, y también se ha ofrecido en varias ocasiones, sin resultado alguno, para reconducir la situación catalana, también hay que decirlo.
El presidente Zapatero, al declarar que aceptaría todo lo que saliera del parlamento catalán, ha puesto una bomba de relojería bajo los pilares del Estado y de la Constitución. Ante el desconcierto con la sentencia del Tribunal Constitucional que, lógicamente, pone las cosas en su sitio, hay declaraciones cruzadas entre el Gobierno de la Moncloa y el de la Generalitat, siendo del mismo partido, lo que para uno es bueno para el otro es un atentado contra Cataluña.
Solo un inconsciente o un loco puede permitir que el PSC actúe por libre, (con el presidente Montilla al frente de la manifestación) y lavarse las manos ante los ataques de los socialistas catalanes y sus aliados contra el Estado de Derecho y la Constitución. El electoralismo y el oportunismo de la pseudoizquierda no tiene límites.
La irresponsabilidad del PSOE todavía puede conseguir que las consecuencias de la grave crisis económica no sea lo peor a lo que se van a tener que enfrentar España y los españoles.
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