sábado, 17 de marzo de 2018

OKUPAS Y MANTEROS


Tras el asesinato en Almería del niño Gabriel por la novia de su padre, otros dos asuntos han indignado a la gente cabal estos días en Asturias: uno ha sido la ocupación del piso de un camionero en Siero y otro los graves altercados que se han producido en Madrid a raíz de la muerte por un infarto de un inmigrante indocumentado. Muchas de las cosas que están pasando en nuestro país me han hecho recordar una magnífica película española dirigida por Pedro Luis Ramírez e interpretada por José Luis Ozores, Pepe Isbert y Antonio Ozores, “Los ladrones somos gente honrada” (estrenada en Madrid el 3 de septiembre de 1.956) la diferencia es que ahora no estamos hablando de una comedia cinematográfica, sino de la vida misma. Aquel genial filme no habría podido ser rodado en ningún otro país del mundo que no fuera este, como en ningún otro país del mundo se toleran los “señores okupas” y los “trabajadores manteros” y mucho menos que los que cometen delitos agredan impunemente a la Policía.
El asunto de los okupas viene de atrás, cuando grupos de jóvenes empezaron a ocupar locales vacíos bajo la coartada de establecer en ellos espacios culturales o solidarios, cuando en realidad casi siempre se utilizaban para el tráfico y consumo de drogas. Pero, aquello molaba, y molaba más todavía que, en plena crisis, los que no podía hacer frente a las estratosféricas hipotecas que habían contraído y los pertenecientes a una conocida etnia, que se subieron también al carro, ocuparan pisos vacíos, de particulares o de los bancos, muchas veces destrozándolos y vendiendo hasta los grifos. Pero, cuando ya se empiezan a ocupar viviendas donde residen trabajadores o pensionistas que, por alguna razón, han estado unos días fuera de casa, y tienen que seguir pagando la hipoteca, el agua y la luz e ir a vivir debajo de un puente mientras otros disfrutan de su casa, la cosa ya no mola tanto y la indignación de la gente crece. Cuando alimentas monstruos siempre te acaban pasando estas cosas.
Los graves altercados que hemos visto en Madrid, en el barrio de Lavapiés, no son los primeros que protagonizan inmigrantes indocumentados que se dedican a actividades ilegales y, por desgracia, no van a ser los últimos ¿Se imagina usted a un honrado comerciante, que paga sus impuestos, los salarios y las cargas sociales de sus trabajadores y que vende productos legales que delante de su tienda se pongan un par de manteros, que ni pagan IVA ni ningún impuesto, a vender productos falsificados, los mismos productos que venden los manteros en todas partes de España y tras los cuales hay una infraestructura, unos almacenes y unas mafias? Pues fueron esos comerciantes los que presionaron al Ayuntamiento de Madrid, el mismo ayuntamiento donde uno de sus concejales ha dicho que todo lo que ha sucedido es culpa del capitalismo, para que implementara un dispositivo policial que acabara con este estado de cosas. Fue precisamente coincidiendo con una intervención de la Policía Municipal de Madrid para desalojar a manteros, a los que nunca llevan detenidos, cuando, sin, al parecer, tener nada que ver con la intervención policial a uno de ellos, bastante lejos de allí, le dio un infarto. Los “trabajadores manteros”, con el apoyo de medios de comunicación que censuran imágenes de como agreden a un vecino que bajó en bata y zapatillas a la calle para increparlos por los destrozos y quemas que estaban ocasionando y con la bendición de los políticos que se han erigido en ONGs para los foráneos, mientras hacen la puñeta a los españoles, ahora están todavía más convencidos de que podrán seguir con sus actividades impunemente.
Como los defraudadores y corruptos, son muchos los que se han unido a la cofradía de los delincuentes, un gremio cada vez más numeroso en nuestro país y que empieza a gozar del reconocimiento social, mientras los que cumplen con las normas y piensan que los que se burlan de la Ley y los ladrones no son gente honrada empiezan a ser vistos como de dudosa condición.

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