En ningún país de la Tierra el
tren es tan importante como en Rusia. Por eso el Transiberiano es el tren mas
famoso del mundo. Es lógico que este medio sea el transporte interior mas
importante en la nación mas grande de la Tierra, con nada menos que 17,1
millones de Km cuadrados (casi el doble que los EE UU) de los que una buena
parte están sometidos a un clima extremo durante los meses de invierno. Aunque
el transporte por carretera, marítimo y aéreo ha tenido un crecimiento
exponencial en Rusia (Aeroflot es la
mayor compañía aérea del mundo y opera miles de aviones y helicópteros) el
ferrocarril sigue siendo fundamental para el transporte de personas y
mercancías.
Pero, no solo los trenes forman
parte muy importante de las infraestructuras rusas, también han tenido allí un gran
protagonismo histórico, desde el tren donde Vladimir Ilyich Ulyanov, mas
conocido como Lenin, y 31 revolucionarios mas, viajaron desde el exilio para
hacerse cargo de la Revolución Bolchevique, hasta los trenes blindados
militares que tuvieron una relevancia fundamental en las gigantescas batallas
que acontecieron en Rusia durante la Segunda Guerra Mundial. Rusia no se puede
entender sin el tren.
Pues bien, hace unos años los EE
UU, rompiendo los acuerdos firmados con la URSS, iniciaron el desarrollo de la
Iniciativa de Defensa Estratégica, conocida popularmente como “Guerra de las Galaxias”.
Se trataba de desarrollar y desplegar toda una familia de armas, nuevas por
principio, que permitieran asestar un demoledor golpe nuclear sin miedo a la
respuesta. La primera fase constaba de nuevos y potentes radares que se
desplegarían por los cientos de bases militares que USA tiene repartidas por el
mundo, la segunda comprendía misiles interceptores y otros sofisticados
sistemas, instalados sobre buques, en aviones o en tierra, capaces de interceptar
los misiles intercontinentales del enemigo y la tercera, aún en desarrollo,
constaba de potentes cañones láser y electromagnéticos, de inducción nuclear,
instalados en órbita terrestre. Esto último no solo sirve de complemento
antimisiles a los demás sistemas de armas, también sirve para amenazar la
soberanía de cualquier país en cuestión de pocos minutos.
Rusia no podía quedarse con los
brazos cruzados mientras la disuasión nuclear, también llamada “equilibrio del
terror”, que había garantizado la paz desde la Segunda Guerra Mundial, era
puesta en cuestión. A pesar de tener un Presupuesto de Defensa muy inferior al
de los EE UU (80.000 millones de dólares contra 620.000 millones de dólares) El
Kremlin dio orden de explotar las fortalezas militares del país para garantizar
su defensa. Así se construyeron nuevos submarinos nucleares de ataque y
estratégicos (clases “Yasen” y “Borey”, los mejores del mundo) y nuevos misiles
estratégicos, como los “Bulavá” y “Satán II”. Estos misiles tienen algunas características
excepcionales que los hacen muy difíciles de interceptar, como su velocidad hipersónica,
trayectoria aleatoria, contramedidas electrónicas, etc. No solo eso, el “Satán
II” tiene un rango de mas de 20.000 Km, es decir, puede viajar desde Rusia al
Polo Sur y atacar por otro flanco a los EE UU en menos de 20 minutos. Ambos
portan al menos 10 ojivas nucleares de reentrada independiente. Pero Rusia
también ha desempolvado los llamados “trenes de la muerte” que ya se habían
usado en tiempos de la URSS. Se trata de trenes que parecen civiles pero que en
realidad son militares y llevan al menos dos misiles intercontinentales cada
uno. Circularán continuamente y se podrán camuflar de los satélites espías en
los frondosos bosques rusos o en inmensos túneles, muy bien protegidos, en
los Urales. Estos trenes complementarán a las plataformas móviles sobre ruedas
que también transportan los “Satán II”. Entrarán en servicio en 2.018.
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