viernes, 18 de agosto de 2017

ATENTADOS EN CATALUÑA

Ya hemos respetado el dolor de los familiares y amigos de las víctimas y ya nos hemos lamido suficientemente las heridas y llorado lo debido por los muertos y heridos en los atentados en Cataluña, ahora ya toca hacer un análisis político de lo que ha pasado y dar mi opinión general sobre el asunto, aunque no lo voy a hacer singularizando en ninguna fuerza política, ni arrimando el ascua a mi sardina, como ya estamos viendo que hacen algunos en los medios informativos y en las redes sociales, usando de forma obscena la sangre de las víctimas y el dolor de los atentados para sus fobias y sus mentiras.
España no es la primera vez que sufre el zarpazo yihadista, aunque hay gente que, en su delirio, todavía no está muy convencida de ello. En efecto, además de algunos atentados a nuestros intereses y a españoles en el exterior, en concreto en Marruecos y Afganistán, España, junto con EE UU y Reino Unido, fue uno de los primeros países en padecer gravísimos atentados terroristas que no estaban relacionados del todo con la Foto de las Azores ni con la agresión a Irak, como bien saben nuestros servicios de inteligencia. Pero, otros países ya hacía tiempo que lidiaban con este problema, desde Rusia a Filipinas. Me llamó mucho la atención, por ejemplo, que ayer, cuando se recordaban los atentados en Europa, nadie apuntara los de Rusia, no ya los secuestros que acontecieron hace años en un teatro de Moscú o una escuela en Beslán, sino los que cometieron los yihadistas hace muy poco tiempo en la capital rusa y en San Petersburgo, como si esas ciudades rusas no fueran de Europa. En efecto, España ya sufrió el 11 de marzo de 2.004 unos gravísimos atentados en el Metro de Madrid, unos crímenes que han quedado grabados para la Historia como los del 11M, en ellos perdieron la vida 200 personas y hubo 2.000 heridos. Pero, nuestro país ha estado siempre en el punto de mira del terrorismo yihadista y en sus videos y sus discursos siempre aparece como un objetivo, a pesar de la tradicional amistad hispano-árabe, de que hay no pocos españoles musulmanes, de que existe una gran inmigración magrebí en nuestro país que goza de nuestros sistemas sociales y asistenciales y de que el pueblo español, en general, ha apoyado siempre las causas árabes cuando estas eran justas. Pues bien, incluso el hasta hace poco líder del Estado Islámico, Al Bagdadi, muerto en un bombardeo ruso, citaba expresamente a España como uno de sus principales objetivos, como todavía se puede ver en Internet.
Pero ¿cual fue la reacción de España y sus Gobiernos tras los terribles atentados del 11M, aparte de incrementar la labor de prevención policial y la investigación de los servicios de inteligencia que han permitido detener a decenas de yihadistas antes de que llegaran a actuar? Pues, la reacción de España fue retirar a nuestro embajador en Damasco, cuando Siria ha sufrido y todavía sufre como nadie la violencia de los terroristas yihadistas, apuntarse a la Guerra de Libia, donde los servicios secretos occidentales estuvieron entrenando durante meses a mercenarios yihadistas en Egipto, que luego entraron en Libia en cientos de vehículos 4X4 completamente nuevos, entregados gentilmente por Arabía Saudí y que fueron artillados con armamento ucraniano, y llevarse a partir un piñón con los saudíes, la mano que mece la cuna, y con los mas impresentables regímenes feudales árabes, besando incluso a Muhammad Bin Salman, el joven ministro de Defensa y ahora príncipe heredero de Arabia Saudí que no solo está considerado por muchos analistas como “el hombre mas peligroso del mundo” y ha sumido a Yemen en un drama humanitario, es el que mueve los hilos de los asesinos.
Ninguna respuesta sirve para blindar completamente un país y garantizar al cien por cien la seguridad, pero al menos demos a los criminales y sus valedores donde mas les duela.

Es muy difícil el trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y del CNI cuando hay cientos de miles de inmigrantes musulmanes en España indocumentados y sin control de ningún tipo y ni se puede besar uno con los que patrocinan el terrorismo ni, ya en el colmo, colaborar con los asesinos yihadistas cuando se trata de aventuras imperiales.

FOTO 1- El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, compareciendo tras los atentados.
FOTO 2- Los yihadistas, apoyados por la OTAN, entran en Libia.  

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