Yo creo que es de justicia dar
esos cien días de tregua a todo nuevo gobernante antes de criticarlo,
independientemente de sus antecedentes y de lo que haya dicho en la campaña
electoral. Aunque a veces hemos visto que algunos presidentes no han enseñado
su verdadera cara hasta que no están a punto de abandonar el poder y en los EE
UU el segundo mandato presidencial, cuando lo hay, a veces depara iniciativas sorprendentes,
yo soy de la opinión que, en general, lo que no se hace nada mas llegar al
poder se aplaza indefinidamente y que esos cien días sirven para ver cual va a
ser el verdadero perfil de un nuevo presidente o un nuevo Gobierno. Pues bien,
ya sabemos cual es el verdadero perfil de Donal Trump y ya podemos criticarlo.
En estos cien días el nuevo
presidente estadounidense ha dejado varias cosas claras: es un tipo poco de
fiar, porque no cumple lo que promete, y no tiene ningún problema en dar vuelta,
como si fuera un calcetín, a todo lo que decía en su campaña electoral. Ni va a
hacer ningún muro ni va a cargarse el sistema sanitario que implantó Obama y va
a seguir interviniendo militarmente en el extranjero como siempre han hecho
casi todos los presidentes de los EE UU. Eso sí, de momento sigue sin creerse
lo del cambio climático y ya ha aprobado varias iniciativas, como el oleoducto
desde Alaska, que van en consonancia con su nula sensibilidad medioambiental.
Pero, me apostaría algo, al tiempo me remito, que acabaremos viendo un Trump
ecologista.
Nunca puede ser un gran estadista
un dirigente que, por mucho poder que atesore, no tenga seriedad y coherencia.
Así, nadie se puede fiar de aliados que hoy son tus amigos y mañana te dan un
golpe de Estado o no ponen la cara por ti. Que se lo pregunten a Erdogan o a Mubarak,
por ejemplo, al contrario, los buenos amigos son los que te salvan, poniendo toda
la carne en el asador, cuando estás en graves dificultades, como bien sabe Al
Assad. Tampoco puede uno pasarse la legalidad internacional por la entrepierna y
luego querer dar lecciones a los demás. O usar varias varas de medir según su
conveniencia. Pero, el mejor director de empresa, el mejor dirigente de un partido,
el mejor líder, en fin, el mejor presidente, no es ni el mas preparado, ni el mas
inteligente, es el que sabe rodearse de un buen equipo. Si Napoleón decía que
la mejor cualidad de un general era que tuviera suerte, tener unos buenos colaboradores
es lo mas racional y sensato. Cuando tu hija Ivanka o tu yerno, Jared Kushner,
un judío muy extremista, son tus principales asesores, hay que temerse lo peor.
La canciller alemana, Angela Merkel, sabe muy bien de lo que hablo.
El problema es que los estadounidenses
no solo han puesto a un impresentable al frente de su país, están en su
perfecto derecho, es que lo han puesto al frente del mundo, porque los EE UU,
aunque ya nada es igual, quieren seguir ejerciendo un poder unipolar, es decir,
mandando sobre el resto de los ciudadanos de la Tierra sin pedirles permiso. En
muy poco tiempo hemos visto como Trump daba la orden de atacar Siria, sin
mandato del Consejo de Seguridad de la ONU, y como ha tensado la cuerda con
Corea del Norte, cuando hay otros países, como Israel, India y Pakistán que
tampoco han firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear y tienen un montón
de armas nucleares y misiles de distintos alcances. Sin ir mas lejos, hace
pocos días India hizo una prueba con un misil balístico de alcance medio y los
propios EE UU con uno de rango intercontinental en el Pacífico ¿alguien ha
dicho algo al respecto? Para mas inri, Trump ha aumentado el Presupuesto de Defensa
de los EE UU, que ya era mayor que la suma de todos los presupuestos de Defensa
del resto de países, en 60.000 millones de dólares mas. Las 25.000 fábricas de
armamento que hay en los EE UU necesitan nuevas guerras y Trump, al contrario
de lo que decía en campaña, parece dispuesto a dárselas.
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