Esta vez no hubo sorpresas y
acertaron los pronósticos de casi todas las encuestas y de casi todos los
analistas y futurólogos políticos. A falta del recuento de las últimas papeletas, Macron, el candidato de la banca y los
poderes fácticos, ha ganado la primera vuelta de las elecciones presidenciales
francesas con el 23,75% de los sufragios, imponiéndose por poco margen a Le
Pen, que ha obtenido el 21,53%. El candidato de La Izquierda Insumisa, Mélenchon
y el de la derecha ultraliberal, Fillon han empatado, obteniendo un 19,5% de
los votos (bastante mas de lo esperado en ambos casos) y el candidato del
Partido Socialista, Hamón, se ha derrumbado y no ha llegado siquiera al 7%. La
derrota de los socialistas es tremenda y no hace mas que confirmar el declive de
casi toda la socialdemocracia europea. Después de lo que sucedió en Grecia,
después de lo que pasó hace muy poco en las elecciones en Holanda y después de lo
que ha pasado en Francia, los socialistas deberían hacer un análisis profundo
sobre lo que han estado haciendo estos últimos años para que los ciudadanos los
castiguen de forma inmisericorde. Está claro, para el que quiera verlo, que las
últimas dos derrotas electorales del PSOE en las elecciones generales en España
no han sido por culpa de Pedro Sánchez.
Emmanuel Macron procede de la Banca
Rothschild, el grupo financiero mas importante del mundo cuyos dueños y socios
mayoritarios es la familia judía del mismo nombre. Fue ministro de Economía del
Gobierno socialista de Hollande y desde allí se dedicó a implementar las
medidas derechistas que, junto con las de otros ministerios, han logrado el
hito de los peores resultados del PSF desde la Segunda Guerra Mundial. Sus
votos, no hace falta tener muchas luces para dase cuenta, los ha obtenido ahora
precisamente de los antes votantes socialistas, muchos, pequeño-burgueses que nunca
votarán ni a la verdadera izquierda ni a la ultraderecha.
Marine Le Pen llega, después de
quince años, otra vez a la segunda vuelta de las presidenciales francesas y lo
hace con un programa político que marca las diferencias. Coincide en algunos
asuntos estratégicos con lo que defiende Mélenchon, como salir de la OTAN y
hacer un referéndum para salir de la Unión Europea, pero también, al contrario
que el candidato de La Izquierda Insumisa, quiere poner coto a la inmigración y
que sean expulsados de Francia una buena parte de los extranjeros fichados por
la policía. Si no conociéramos la Historia, parecería increíble que el programa
económico, social y laboral de la ultraderecha es mucho mas de izquierda que
todos los del resto, salvo el de Mélenchon. La candidata del Frente Nacional lo
va a tener casi todo en contra, los aparatos de los partidos tradicionales, los
aparatos mediáticos, los burócratas de Bruselas y los que mueven los hilos entre bambalinas y
va a ser muy difícil que logre la victoria en la segunda vuelta frente a Macron,
que lo tendrá todo a favor.
Hacer un pronóstico de lo que va
a suceder el 7 de mayo es fácil, ganará Emmanuel Macron si no hay una sorpresa
mayúscula. Yo he intentado repartir los votos de los candidatos ahora
derrotados entre los dos que han llegado a la final y la abstención y no me
sale ninguna combinación que permita obtener la victoria a Le Pen. Pero, en
fin, algo parecido se dijo en las presidenciales de los EE UU y fue Donald
Trump el que ganó. Solo el presidente ruso, Vladimir Putin, acertó sobre lo que
sucedería en los EE UU y no olvidemos que Marine Le Pen es su apuesta para las
elecciones presidenciales francesas.
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