ARECES NO QUIERE COMPARECER

A pesar de la que está cayendo, con el procesamiento de Riopedre, la prisión de Otero y Renedo y las nuevas ramificaciones de la corrupción que están saliendo a la luz, que apuntan al Ayuntamiento de Gijón y a la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras, el presidente Areces continúa desaparecido. A pesar de que IU, su socio en el Gobierno, se lo ha puesto fácil, solicitando “que digan lo que puedan”, los socialistas no quieren ejercer de muñecos del pim, pam, pum en el Parlamento asturiano, cuando quedan tan pocos días para los comicios autonómicos y municipales. Craso error, porque ni el PP ni IU harían demasiada sangre, unos porque no tienen mucho interés en destapar del todo la Caja de Pandora, otros porque, aunque critican por la mañana, gobiernan con el PSOE por la tarde y, lógicamente, son corresponsables con sus fechorías. Tini podría contarnos historietas, encantar, como bien sabe hacer, unas cuantas serpientes, pasar página y retirarse definitivamente, todo sin grandes sobresaltos. No va a ser así, Ana Rosa Migoya, escudándose en que no se ha levantado el secreto de todo el sumario, ya nos ha dicho que nones. Tampoco la portavoz debería estar nerviosa, ya es de dominio público que sabía, tres meses antes de la destitución de Marta Renedo, que la alta funcionaria se estaba llevando nuestro dinero a manos llenas, había sido avisada por la Administración Tributaria.
Areces no quiere comparecer en el Parlamento, como exigen la ortodoxia y la decencia democrática, pero en el mundo de la información y en el gallinero de la campaña electoral se lo ha puesto a huevo a gente que sí puede hablar alto y claro y que calza espolones. En estos escenarios el silencio y la ocultación son imposibles.