sábado, 1 de enero de 2011

CASCOS Y LA DEMOCRACIA



Hay dos cosas que irritan sobremanera a la gente, la traición y la injusticia, pero vivimos en un mundo donde este tipo de fechorías se han hecho cotidianas, una sociedad donde los intereses mezquinos y la mentira campan a sus anchas. Los individuos con sentido de Estado, de servicio a los demás por encima de presiones, maniobras partidistas sectarias y maquiavelismos de aldea, son vistos como bichos raros, como dinosaurios de un pasado donde las ideas y los principios tenían valor.
La dirección del PP, a sabiendas de que Francisco Álvarez-Cascos era un candidato ganador para las próximas elecciones autonómicas de Mayo en Asturias, lo ha descartado en favor de la apuesta del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, que capitanea la “La Banda de los Cuatro” desde hace tiempo, al margen de los estatutos del Partido y de la opinión de la mayor parte de la militancia.
Seamos serios, muy poca gente en Asturias conoce a Isabel Pérez-Espinosa, concejala en el ayuntamiento de Oviedo, pero todo el mundo sabe que los caciquismos localistas de de D. Gabino y los suyos priman en el PP asturiano por encima de los intereses del Partido y de la sociedad asturiana. Como ya sucede en otras CC AA, en el Principado se han ido tejiendo, durante años, una maraña de intereses que nada tienen que ver con la ortodoxia democrática que debemos exigir a los organizaciones políticas. No vamos a entrar en cuales son las razones por las que Rajoy ha optado por apartar a Cascos, eso sí, la decisión otorga el apoyo de la dirección nacional a los perdedores empedernidos, a los que no tienen como prioridad ganar las elecciones, a los que se pasan los deseos de una gran parte de los ciudadanos de Asturias por la entrepierna.
2.010 ha sido el año donde los derechos sociales de la población española han sido pisoteados por la pseudoizquierda, pero ya dijimos en mas de una ocasión que a lomos de la crisis y de la mano de los oportunistas vendrán también furibundos ataques contra la Democracia. Hemos visto, sirva como ejemplo, como el propio Gobierno ha intentado bordear la Ley poniendo en cuestión las decisiones del Tribunal Constitucional en el asunto del Estatuto de Cataluña, hemos asistido a la vuelta de calcetín del programa electoral con el que el PSOE ganó las elecciones generales, nos hemos enterado, por los papeles de WikiLeaks, de las maniobras ilegales de la fiscalía y el Gobierno de la nación. Ahora, si desaparece la negociación colectiva, los socialistas también acabarán con los sindicatos que, a pesar de los errores de los últimos años, también son un bastión de la Democracia. Con decisiones como la de apartar a Francisco Álvarez Cascos de la candidatura regional del PP, el partido mayoritario de la oposición se ha sumado al peligroso e irresponsable frenesí que pone los deseos ciudadanos en un segundo plano.
No sabemos lo que hará Cascos, pero un tipo como él, quijotesco y admirador de Jovellanos, no es de los que se dan fácilmente por vencido. De momento ya ha abandonado el PP. Quizá en Asturias, como en otras situaciones históricas, se dé una nueva revolución, esta vez con la aparición de nuevas organizaciones políticas y nuevas opciones electorales, tanto en la derecha como en la izquierda, porque ya se están dando las situaciones objetivas para que eso ocurra, y que poco se parecen a aventuras del pasado que estaban destinadas al fracaso.
El PP se ha olvidado de quién, desde la nada y de la mano de D. Manuel Fraga, en aquella AP con muy pocos diputados, construyó un partido que pudiera gobernar en España, pero los asturianos seguramente no olvidarán al ministro de Fomento que, entre otras cosas, puso en marcha La Variante de Pajares o la autovía entre Gijon y Villaviciosa (terminada en muy poco tiempo), obras que los socialistas no habían considerado como prioritarias.

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