miércoles, 12 de enero de 2011

¿REFORMAS?


Esta palabra es la que mas suena estos días, ya se ha reformado el mercado de trabajo y ahora el Gobierno que preside el señor Zapatero está empeñado en reformar las pensiones. Los políticos siempre retuercen el lenguaje cuando pretenden hacer cosas que no gustan a la gente, recuerde usted, por ejemplo, como se llamó “reconversión industrial” a lo que era realmente el desmantelamiento de empresas, porque no se ha visto alternativa productiva alguna. Ahora llaman reformas a lo que no es mas que el recorte de los derechos históricos de los trabajadores. Recortes, esa es la palabra que debería usar la pseudoizquierda y el Gobierno socialista, que ha dado vuelta a su programa electoral como a un calcetín sin tener la vergüenza de convocar elecciones para que los ciudadanos decidan si están de acuerdo con ese cambio de rumbo.
Antes de que el Gobierno sacara adelante la Reforma Laboral, con la inestimable ayuda de las derechas nacionalistas, se pretendió un “pacto de Estado” que implicara en la fechoría a la mayor parte de los partidos y a los agentes sociales, incluidos los sindicatos, la estratagema no funcionó y las conversaciones del Palacio de Zurbano quedaron en nada, ni el principal partido de la oposición ni los sindicatos quisieron hacer de mamporreros y la respuesta a la decisión unilateral del PSOE fue la primera huelga general contra el Gobierno de Zapatero. Ahora se vuelve a la misma estrategia para intentar evitar una radicalización sindical y un enfrentamiento, a cara de perro, con otros partidos. El Gobierno quiere un pacto para que los recortes que pretende aplicar a los futuros pensionistas no le pasen factura, pero seguramente el PP no picará en ese anzuelo ni tampoco los sindicatos, que ya están viendo que serán la siguiente víctima con la desaparición de la negociación colectiva que ya propone, aunque todavía con la boca pequeña, la pseudoizquierda.
El nuevo equipo de ministros y ministras, de verborrea fácil, ya se está desgañitando para convencernos de lo bueno que es el nuevo “aceite de ricino”. Rubalcaba nos dice que “es necesario para garantizar las futuras pensiones”, todo mentiras. Recuerde usted que el ahora superministro mintió cuatro veces al Parlamento negando la implicación del Gobierno de Felipe González, del que formaba parte, en la trama de los GAL o que Pepiño Blanco, con total aplomo, contaba a los periodistas lo que había dicho Zapatero en una reunión que había sido suspendida. Con esta clase de gente tenemos que jugarnos los cuartos.
El problema es que con la crisis económica se han roto los esquemas sobre los que descansaba la socialdemocracia. La falsa izquierda se ha dedicado a despilfarrar el dinero público durante años, es más, sigue haciéndolo aprobando presupuestos con déficit que pagamos luego los ciudadanos muy caro en el mercado de Deuda Pública. Si el descuadre de las cuentas públicas fuera para potenciar la inversión podría estar justificado, porque generaría nuevos ingresos para las arcas del Estado y mitigaría el azote del paro, pero desgraciadamente no es el caso. Las alegrías económicas de las administraciones públicas han convertido al Estado en un pufista que recurre una y otra vez a exprimir al pueblo para sobrevivir sin hacer sus deberes.
Las pensiones no están en peligro sin necesidad de elevar la edad de jubilación ni computar mas años de vida laboral como ardid para rebajar las prestaciones, porque la bolsa de reserva no solo se nutre de las cotizaciones de los trabajadores y las empresas, también puede tener partidas de aportación vía impuestos. No estamos hablando de aumentar, aún más, la presión impositiva sobre la generalidad de los ciudadanos, sino de volver a poner impuestos que los socialistas quitaron a los ricos y de entrar a saco en la economía sumergida que supone un 23% de PIB, unos brutales 300.000 millones de euros. ¿Se imagina usted, por ejemplo, a las 400.000 prostitutas que hay en España. la mayor parte extranjeras indocumentadas, que gozan, entre otras cosas, de sistema sanitario gratuito, pagando impuestos por sus servicios?. Como diría la alcaldesa socialista de Gijón, Dña. Paz, eso no toca. Tampoco se puede hablar de elevar la edad de jubilación al común de los mortales mientras se prejubilan 1.200 personas para solucionar la pifia de las Cajas de ahorros.
¿Que no hay dinero para los futuros pensionistas?, a otro perro con ese hueso. Los ciudadanos están impacientes por acudir a las urnas para que los políticos que nos gobiernan se enteren de lo que de verdad son las reformas.

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