Dos van a ser los asuntos que van a acaparar la atención de los ciudadanos en las próximas semanas, por un lado el recorte que el Gobierno socialista va a dar al sistema público de pensiones, aumentando la edad de jubilación y rebajando los emolumentos a los trabajadores que agotan su vida laboral y el reanuncio de Batasuna y ETA del final de la violencia. En el ocaso del Gobierno de la pseudoizquierda que preside el señor Zapatero y a sabiendas que el PSOE va a pasar una larga travesía del desierto en la oposición, los falsos progresistas no se van a cortar un pelo en cercenar, aún mas, el Estado del Bienestar, que acabará siendo, como siempre han querido todas las derechas, solo el de algunos. En cuanto al final de lo que los terroristas etarras han llamado “lucha armada”, es, en efecto, otro anuncio más, porque hace ya meses que ETA, ante varios periodistas británicos y otros ingleses metidos a “mediadores internacionales”, sin que nadie del mundo democrático español les haya invitado, anunció lo que llamaron “tregua definitiva internacionalmente verificable”.
En el caso del enésimo recorte a los derechos históricos de los trabajadores que perpetran los socialistas, ahora el de las pensiones, parece ser que el PP no ha picado el anzuelo que le invitaba a sumarse a un pacto que diluyera la responsabilidad exclusiva del Gobierno de Zapatero, nos queda por ver si los sindicatos, ya bastante desprestigiados ante el proletariado, deciden suicidarse apoyando el nuevo ataque contra los trabajadores o se enfrentan al Gobierno con una nueva huelga general.
Pero el problema de ETA es mucho mas grave, porque estamos hablando de mucha sangre y muchas víctimas, que no pueden ser mancilladas por maquiavélicos acuerdos en la sombra. Algunos siempre tuvimos la sospecha de que tras el acuerdo con el PNV, para que gracias a los votos nacionalistas el Gobierno socialista sacara adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2.011, se escondía el compromiso de Zapatero y su equipo de permitir que Batasuna pudiera acudir a las elecciones municipales de mayo. A los nacionalistas vascos no les interesa la desaparición del brazo político de ETA porque siempre les han considerado sus “chicos malos” y sus tontos útiles y esperan conseguir la mayoría que ahora no tienen en el País Vasco gracias a ellos y el PSOE tiene la intención de vender a la sociedad española que merced a los esfuerzos del Gobierno de Zapatero se ha terminado con la pesadilla etarra.
Por la vieja estrategia de ETA de combinar la actividad terrorista con la lucha política en las administraciones democráticas, se ha ido construyendo en el País Vasco, en los últimos 25 años, todo un entramado de intereses vitales para mucha gente. Son cientos los concejales y decenas de alcaldes de Batasuna ( con unas u otras siglas) que usufructúan muchos ayuntamientos en Euskadi y que si no pudieran presentarse a las próximas elecciones municipales irían directamente al INEM, perdón al nuevo ente que los socialistas han permitido crear allí. Ante el modus vivendi de tanta gente, los ideales radicales de los independentistas quedan en un segundo plano. Asistiremos a un espectáculo escandaloso, ya lo verá usted.
Nos van a intentar convencer de que, una vez que ha desaparecido el chantaje de las armas, lo mejor es que los terroristas y su entorno acudan, como un partido democrático mas, a las elecciones. Pero también hubo una tregua que ETA llamó permanente y que acabó, después de varios meses, en la tragedia de Barajas, conviene no olvidarlo.
De todas formas, serán los jueces los que, en última instancia, decidirán si Batasuna podrá o no presentarse a los comicios electorales y, lo que es mucho mas importante, cual va a ser el plazo necesario para poder verificar la inequívoca decisión de ETA de abandonar la violencia que, como es natural, no tiene porque coincidir con las estrategias del PSOE, PNV y los independentistas radicales de apurar los trámites para que los que se quieren volver a burlar de nuestra democracia y de todos nosotros puedan acudir a las urnas en mayo.
En el caso del enésimo recorte a los derechos históricos de los trabajadores que perpetran los socialistas, ahora el de las pensiones, parece ser que el PP no ha picado el anzuelo que le invitaba a sumarse a un pacto que diluyera la responsabilidad exclusiva del Gobierno de Zapatero, nos queda por ver si los sindicatos, ya bastante desprestigiados ante el proletariado, deciden suicidarse apoyando el nuevo ataque contra los trabajadores o se enfrentan al Gobierno con una nueva huelga general.
Pero el problema de ETA es mucho mas grave, porque estamos hablando de mucha sangre y muchas víctimas, que no pueden ser mancilladas por maquiavélicos acuerdos en la sombra. Algunos siempre tuvimos la sospecha de que tras el acuerdo con el PNV, para que gracias a los votos nacionalistas el Gobierno socialista sacara adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2.011, se escondía el compromiso de Zapatero y su equipo de permitir que Batasuna pudiera acudir a las elecciones municipales de mayo. A los nacionalistas vascos no les interesa la desaparición del brazo político de ETA porque siempre les han considerado sus “chicos malos” y sus tontos útiles y esperan conseguir la mayoría que ahora no tienen en el País Vasco gracias a ellos y el PSOE tiene la intención de vender a la sociedad española que merced a los esfuerzos del Gobierno de Zapatero se ha terminado con la pesadilla etarra.
Por la vieja estrategia de ETA de combinar la actividad terrorista con la lucha política en las administraciones democráticas, se ha ido construyendo en el País Vasco, en los últimos 25 años, todo un entramado de intereses vitales para mucha gente. Son cientos los concejales y decenas de alcaldes de Batasuna ( con unas u otras siglas) que usufructúan muchos ayuntamientos en Euskadi y que si no pudieran presentarse a las próximas elecciones municipales irían directamente al INEM, perdón al nuevo ente que los socialistas han permitido crear allí. Ante el modus vivendi de tanta gente, los ideales radicales de los independentistas quedan en un segundo plano. Asistiremos a un espectáculo escandaloso, ya lo verá usted.
Nos van a intentar convencer de que, una vez que ha desaparecido el chantaje de las armas, lo mejor es que los terroristas y su entorno acudan, como un partido democrático mas, a las elecciones. Pero también hubo una tregua que ETA llamó permanente y que acabó, después de varios meses, en la tragedia de Barajas, conviene no olvidarlo.
De todas formas, serán los jueces los que, en última instancia, decidirán si Batasuna podrá o no presentarse a los comicios electorales y, lo que es mucho mas importante, cual va a ser el plazo necesario para poder verificar la inequívoca decisión de ETA de abandonar la violencia que, como es natural, no tiene porque coincidir con las estrategias del PSOE, PNV y los independentistas radicales de apurar los trámites para que los que se quieren volver a burlar de nuestra democracia y de todos nosotros puedan acudir a las urnas en mayo.
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