sábado, 29 de enero de 2011

ACUERDO CONTRA LOS TRABAJADORES


El Gobierno socialista, sus socios nacionalistas, empresarios y sindicatos (cuando escribimos estas líneas aún no está definida claramente la postura del PP) han llegado a un acuerdo para la reforma de las pensiones, sin eufemismos, otro tijeretazo en toda regla a los derechos de los trabajadores.
¿Se acuerda usted que, hace unos meses, el presidente Zapatero, y los que le hacen el caldo gordo, nos querían convencer de lo necesaria, por no decir imprescindible, que era la Reforma Laboral, es decir, para que nos entendamos, aumentar la facilidad y disminuir las indemnizaciones por despido? ¿recuerda usted que nos decían que era necesaria para dar confianza a los mercados y propiciar la creación de empleo?, pues bien, como acaba de revelar la encuesta sobre población activa, el paro ha seguido aumentando (a mayor ritmo en el cuatro trimestre) hasta llegar a la astronómica cifra de 4.700.000 personas. Como hemos repetido hasta la saciedad, no se creará empleo mientras los ciudadanos sigan perdiendo poder adquisitivo, cae de cajón, pero los que dirigen nuestros destinos no se quieren enterar. Un dato que desmonta por sí solo todos los argumentos del Gobierno es que la única comunidad autónoma desde no aumenta el paro es el País Vasco, precisamente donde la rigidez del mercado de trabajo y las rentas de los trabajadores son las mas altas de España. En efecto, es con otro tipo reformas estructurales, no metiendo la mano continuamente en el bolsillo a la gente, como se sale de la crisis.
Otra gran mentira es que, sin una reforma de las pensiones del tipo que han consensuado, no se podría sostener el sistema en el futuro. Las pensiones no solo se soportan gracias a las cotizaciones de los trabajadores, también por vía impositiva. No es de izquierda bajar las prestaciones a los pensionistas mientras se quitan impuestos a los ricos o se hace muy poco por entrar a saco en la economía sumergida que, según estimaciones del Banco de España, supone un brutal 23% del PIB. La crisis estalló porque, durante años, hubo un trasvase exagerado de rentas de los trabajadores a las arcas del capital. El estallido de las hipotecas “Subprime” solo fue el detonante.
La traición del PSOE y de los sindicatos a los asalariados es monumental. Los socialistas han vuelto del revés su programa electoral sin remordimiento alguno y sin convocar nuevas elecciones y cuentan con la inestimable ayuda de UGT y CC OO, que han hecho de mamporreros, para sus fechorías. La pasada huelga general fue un fracaso porque no se hizo contra el Gobierno. Los sindicatos, que llevaban unos cuantos años instalados a la sombra del poder, intentaron lavarse la cara ante la opinión pública sin conseguirlo. Con el apoyo que han dado a Zapatero en esta reforma de las pensiones, se han suicidado. Han conseguido, eso sí, que los parados de larga duración cobren 400 euros si asisten a cursos de formación, usted ya sabe quienes imparten esos cursos y quien gestiona el dinero que se descuenta en las nóminas de los trabajadores para ese fin.
La última felonía de la pseudoizquierda no solo alarga la vida laboral de los trabajadores hasta los 67 años, al aumentar los años para el cómputo de la prestación desde los 15 hasta los 25, rebaja las jubilaciones de los futuros pensionistas en una media que oscilará alrededor del 25%.
Los peor parados son sin duda los jóvenes que, a la vista del desempleo imperante, tendrán muy difícil juntar los 37 años de cotización para poder jubilarse con el 100%, aunque sea ya ancianos. Por si todo esto fuera poco, se introduce una cláusula donde los 67 años pueden ser aumentados si se eleva la esperanza de vida, la revisión se hará cada cinco años.
Si el PP no lo impide, y tenemos dudas mas que fundadas de que lo haga, ya nadie querrá hablar de estos asuntos hasta pasadas las elecciones de mayo, mucho menos el Gobierno. Ahora de lo que se trata es de hacer olvidar a los ciudadanos todo lo que los socialistas y sus socios les han hecho. “Vender la moto”, “comunicar” y mentir como bellacos para evitar una catástrofe electoral, esa es la tarea que tiene por delante Rublacaba y su equipo de ministros mediáticos.
Los trabajadores deberían no olvidar, cuando acudan a las urnas, quienes han defendido sus derechos y quienes no, porque, en democracia, esa es la forma que los ciudadanos tienen de ejercer su soberanía, lo demás son cabreos y pataletas que no sirven para nada.

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