viernes, 18 de mayo de 2018

ITALIA, CÓCTEL EXPLOSIVO


El acuerdo para formar Gobierno en Italia entre la Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas, y las medidas que ya anuncian que van a tomar de inmediato, han provocado que los mismos, en Italia y en Europa, que, con sus irresponsables actuaciones, crearon el caldo de cultivo de populismos y neofascismos ahora se echen las manos a la cabeza. Los ultraderechistas gobernando de los ácratas, de locos. De todos es conocida la ideología neonazi e independentista del partido con sede en Turin, pero es mucho menos conocida la del Movimiento Cinco Estrellas del ex cómico Beppe Grillo. El M5S se define no como un partido político, sino como una “líbre asociación de ciudadanos”  y defiende la “democracia directa”; para entendernos, es una versión anarquista actualizada que finalmente acaba siendo tan derechista como toda la ideología, tan poco científica, de Bakunin. Que se lo pregunten a Karl Marx. Por eso no han tenido empacho en pactar con uno de los movimientos derechistas más impresentables y xenófobos de Europa, la Liga Norte, también amigos de Puigdemont y sus secuaces, los que han puesto ahora de president de la Generalitat a un individuo, Torra, con esa misma ideología.
Algunos, los que pertenecemos al selecto club de los apestados, llevamos mucho tiempo advirtiendo de lo que pasaría, ahora lo tenemos en uno de los países más importantes de Europa y una economía que está entre las diez más importantes del mundo. La razón de que partidos neonazis y otros movimientos que, siendo caritativos, vamos a calificar de pintorescos, lleguen al poder es exactamente la misma que provocó la hecatombe del Brexit, el triunfo de Trump y todo lo que está pasando en Holanda, Alemania, Austria, Suecia, etc: la inmigración masiva. Por eso la gente, que ya está harta, ha votado a estos impresentables y por eso la primera medida que anunció Trump fue la construcción del muro y la primera medida que va a anunciar el nuevo Gobierno Italiano es la expulsión masiva de los indocumentados. En los años de bonanza económica los Gobiernos europeos y el de los EE UU tuvieron mucha manga ancha con la inmigración, se trataba de crear un ejército de reserva que presionara a peores condicionas salariales y laborales al resto de trabajadores. Así hay que entender, por ejemplo, que Alemania, un país netamente exportador, diera refugio a un millón de sirios, muy bien cualificados, para poder competir en la economía global. No quieren allí subsaharianos, naturalmente. Pero, las guerras azuzadas por las potencias imperiales, como la de Libia y Siria, agudizaron el problema que se había creado y con una economía estancada los Estados yo no pueden soportar esa presión, una presión que ahora tienen que pagar, no solo con su dinero, los ciudadanos. Los italianos estaban hartos de su clase política y hartos de ver llegar barcos con miles de inmigrantes vía Lampedusa y han dicho basta. En toda esta historia la responsabilidad de la izquierda europea es enorme, ha hecho de tonto útil de la derecha y de paso ha cavado su propia tumba. En Italia, aquel país que tenía el Partido Comunista más fuerte de Europa, que a punto estuvo de entrar en el Gobierno, la izquierda hace tiempo que ya no existe, está en las catacumbas y no parece que vaya a salir de allí jamás, no por culpa de los nuevos impresentables, sino de sus propios errores, de su buenismo estúpido y de sus bobadas.
Luigi di Maio ha dado una nueva imagen a los populistas del M5S, primero se puso la corbata y ahora se echa en brazos de los ultraderechistas de la Liga Norte. No será porque algunos, los del club de los apestados, no hubiéramos advertido lo que estaba pasando. Espero que no le echen también la culpa de esto a Vladimir Putin.

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