Con el apoyo de Junts per
Catalunya, ERC y PDeCAT y la abstención de la CUP, ha sido elegido president de
la Generalitat Quim Torra. El abogado, vicepresidente de Ómniun Cultural y
diputado de Junts per Catalunya, el partido de Carles Puigdemont, es un extremista
radical que preocupa no ya solo al PP o a Ciudadanos, también al PSOE y a Los
Comunes. Si de muestra basta un botón, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau,
manifestó, después de llamarlo neonazi y compararlo con Goebbels, el ministro
de propaganda de Hitler, que Torra debería pedir perdón a los españoles por sus
comentarios en las redes sociales y sus artículos donde los insultaba y hablaba
de la supremacía genética de los catalanes; Xavier Doménech, el candidato de
Los Comunes, dijo exactamente lo mismo en la primera sesión de investidura.
Lo primero que ha dicho Quim
Torras en su discurso es que “nuestro president es Puigdemont” convirtiendo la
investidura en un fraude de ley, en una pantomima, y dejando claro que solo va
a ser un títere, como lo será todo el Gobierno catalán, de Puigdemont y que de
Berlín o Waterloo vendrán las órdenes.
Nadie cabal deseaba que la
inestabilidad política continuara indefinidamente en Cataluña, porque esa
comunidad autónoma representa aproximadamente el 20% del total del PIB de
España y porque el artículo 155 está pensado para situaciones de
excepcionalidad. Pero, nada parece indicar que la elección de Torra como
president apunte al camino de la normalidad, más bien todo lo contrario, pues
ya ha anunciado un nuevo proceso constituyente para “implementar el mandato del
1-O” y reabrir las “embajadas” en el exterior. Puigdemot incluso habla de
nuevas elecciones dentro de seis meses, haciéndolas coincidir con el juicio a
los ahora encarcelados como presos preventivos.
En Cataluña había un cuento de la
lechera donde la pastorcilla era la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría:
Con esta leche haremos unas elecciones y, con Junqueras de mártir en la cárcel
y Puigdemont huido, ERC las ganará, luego habrá un Gobierno transversal de ERC,
PSOE y Los Comunes, un mal menor, otro Tripartito, que frenará el
independentismo. Muchos se apuntaron a la fábula, pero, fue Puigdemont y Junts
per Catalunya los que ganaron las elecciones, al tiempo que ERC se asilvestró
completamente, entonces se cayó la lechera al suelo y se acabaron los sueños, los
huevos, las gallinas, el lechón y la vaca. Las operaciones de ingeniería
política no suelen salir bien cuando entran muchas variables en juego.
La aplicación light del artículo
155 de la Constitución ha resultado ineficaz y fueron muchos los que acusaron a
Rajoy, empezando por Federico Jiménez Losantos, de no aplicarlo con
contundencia, pero ¿hubiera sido posible? ¿lo facilitó el PSOE? La pastorcilla
Soraya se ha equivocado en sus cálculos, pero la responsabilidad de la actual
situación está muy repartida.
Se ha parado el primer intento
independentista de golpe de Estado (llamemos a las cosas por su nombre) pero va
a haber otros, todos los partidos no independentistas deben ser conscientes de
ello y actuar en consecuencia. Artur Mas y los resto de la antigua CIU, ahora
PDeCAT han creado un monstruo, el antiguo huevo, entonces alcalde de Gerona, se
ha convertido en un Tiranosaurio Rex y ahora amenaza con devorarlos a todos. En
Europa han menospreciado el peligro, pero las fauces nacionalistas ya les están mordiendo el trasero (la
infección se extiende y la Liga Norte va a estar en el Gobierno de Italia).
Puigdemont piensa gobernar Cataluña a distancia y seguir con su proyecto de
ruptura con España, sin que nadie esté seriamente dispuesto a impedírselo.
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