jueves, 3 de mayo de 2018

EL FIN DE ETA


Desde que la banda terrorista dejara de matar y de poner bombas, no hemos dejado de escuchar que ETA ha sido derrotada, bien por la democracia, bien por la Guardia Civil y por la Justicia. Nos han dicho hasta la saciedad que ETA dejó de atentar porque la presión policial se lo impedía, y son muchos los que se lo han creído. La verdad, sin embargo es otra: por supuesto que ETA ya no podía hacer atentados con la misma facilidad que los que cometió en el pasado, eso se debió, principalmente, al cambio de la política antiterrorista de Francia cuando ETA cometió el gravísimo error de matar un gendarme. Durante muchos años los etarras habían gozado en el país vecino de un santuario donde vivían, se entrenaban  y tenían sus depósitos de armas, pero cuando Francia se dio cuenta de que lo mismo que le había pasado a España les podía pasar a ellos a los terroristas etarras se les acabó la fiesta. Sin embargo, aunque disminuida, la capacidad de atentar y de cometer crímenes no desapareció. Si somos serios debemos admitir que si ETA tomó la decisión de no seguir atentando y ahora de disolverse no fue por lo que nos han contado sino porque se dieron cuenta que ese camino no era el mejor para conseguir sus objetivos, que no son otros que la independencia de España (porque la creación de un Estado socialista ni ellos mismos se lo creen). Hubo un punto de inflexión en la estrategia de ETA y fue el asesinato del concejal del PP en la localidad vizcaína de Ermua, Miguel Ángel Blanco. Aquel crimen, que mantuvo en vilo a toda España, fue tan grosero y tan malvado que hasta dio asco a muchos independentistas. Los familiares de las víctimas, aunque ahora vean cosas que no les van a gustar pero que habrá que hacer, como el acercamiento de los presos a cárceles del País Vasco, han de tener siempre presente que la muerte de sus seres queridos no fue en vano y que aquella sangre derramada tan injustamente ha dado sus frutos. Por eso en estos momentos a los primeros que hay que rendir homenaje  y dar todo nuestro cariño es a aquellos mártires y a sus familias.
ETA no era solo una banda terrorista que se dedicaba a matar, ETA era el brazo armado de una infraestructura política muy potente, KAS (Koordinadora Abertzale Socialista) criadero de partidos y organizaciones como Batasuna o Bildu y caldo de cultivo del independentismo radical vasco. Esa infraestructura sigue ahí y no solo sigue ahí, ahora gobierna en cientos de ayuntamientos y forma el segundo grupo político más importante del Parlamento Vasco. Yo tengo serias dudas de que esta gente, por no decir gentuza, no siga recurriendo a métodos no democráticos y a la violencia de baja intensidad para conseguir sus fines y que incluso dentro de muy poco tiempo quieran demonizar al Estado e ir de víctimas. Eso sería el colmo de la desfachatez
, pero yo no lo descarto. Han aprendido que es mucho más efectivo y más presentable ante Europa el método de los independentistas catalanes que el que ellos tenían hasta ahora. El golpismo no está tan mal visto como el terrorismo.
Esta nueva situación hay que gestionarla bien y hay que estar atentos a los siguientes movimientos de la izquierda abertzale, que los habrá. La unidad de todos los demócratas y la defensa de la Constitución y del Imperio de la Ley serán fundamentales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario