lunes, 25 de enero de 2016

ESPAÑA, UN ESTADO EUROPEO Y AFRICANO

El seísmo que ha afectado la madrugada del lunes 25 de enero al Norte de Marruecos y a la ciudad española de Melilla, donde, afortunadamente, solo ha habido heridos leves, nos ha vuelto a recordar que España no solo es un país europeo, también lo es africano, porque dos de nuestras ciudades, además de algunos islotes y peñones, están en ese continente al que también pertenecen las Islas Canarias. Mucha gente no tiene conciencia de donde están algunos países, incluido el suyo. Muchos norteamericanos creen que España está en Sudamérica, pero aún es peor escuchar a muchos políticos y analistas hablar de las relaciones entre Europa y Rusia, cuando Rusia tiene una gran parte de su territorio en Asia, sí, pero es el país mas grande y poblado de Europa. Que alguien pueda pensar siquiera que un ciudadano de S. Petersburgo no es europeo da hasta risa. Hay otros grandes países que están a caballo entre dos continentes y que lo tienen muy claro, como Turquía, por ejemplo, que aunque tiene una mínima parte de su territorio en Europa eso le da derecho a poder llegar en el futuro a ser uno mas de los países de la UE.
Yo creo que la vocación europea de España, que, para bien y para mal, siempre ha sido un país muy suyo, por no decir aislado, empezó con la revolución francesa y la ilustración, pero aquello solo duró hasta que a Napoleón Bonaparte se le ocurrió invadirnos.  La libertad, igualdad y fraternidad solo para los franceses no convenció a los españoles de 1.808. Tras la Guerra de la Independencia, España volvió a sumirse en el “lado oscuro” de la Historia y ahí estuvo hasta hace 37 años. El aislamiento cultural, económico y político de siglos ha sido muy perjudicial para España, pero también ha tenido algunas ventajas, como no verse involucrada en dos guerras mundiales, todo hay que decirlo. Viviendo en la dictadura franquista a los españoles les deslumbraba Europa, la de mas allá de los Pirineos, la Europa rica a donde muchos tenían que emigrar para poder comer, pero, sobre todo, la Europa de las libertades. Por eso y, no nos equivoquemos, por ninguna otra cosa, queríamos ser europeos. Si en los días previos a nuestra incorporación a la Unión Europea a alguien se le ocurre decir que también somos africanos lo habrían crucificado, espero que aún hoy yo no corra ese mismo peligro.
Aunque la mayoría de la gente no se ha enterado y esas noticias solo ocuparon algún pequeño lugar en esas hojas de los periódicos que casi nadie lee, España lleva algún tiempo participando activamente en la gran política africana, gracias principalmente a la callada labor del ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, el mejor ministro, de largo, que ha tenido el Gobierno del PP. Fue especialmente emotivo el discurso que pronunció el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ante todos los presidentes y jefes de Estado africanos en Malabo, el 26 de Junio de 2.014, con motivo de la Cumbre que se celebró en Guinea Ecuatorial (colonia española hasta 1.969) solidarizándose con el atentado del día anterior en Nigeria y recordando que "España no tiene que cruzar el océano para ir a África". Nuestro país había ido invitado por la presidencia mauritana y por los anfitriones guineanos. También fue muy importante la presencia de S M el Rey Felipe VI en la Cumbre de la Unión Africana que se desarrolló en la capital de Etiopía entre los días 23 al 31 de enero de 2.015. El Rey, además de asistir a la apertura de la Sesión Ordinaria de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Africana, mantuvo encuentros con varios jefes de estado africanos y con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
España ya cuenta con un representante observador permanente ante la Unión Africana, Miguel Fernández-Palacios, y hace mucho tiempo que nuestros diplomáticos y empresarios trabajan en África, la incorporación, como miembro de pleno derecho, a la Unión Africana sería un paso inteligente y lógico, que para nada está reñida con nuestra vocación europea y americana.


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