miércoles, 15 de enero de 2014

LA VIOLENCIA COMO RECURSO

El debate sobre si es legítima la violencia en ciertos casos viene de antiguo. Es un asunto delicado, porque admitir que el empleo de la fuerza es un recurso legítimo nos puede llevar a situaciones muy peligrosas. Podríamos enfrascarnos en una discusión filosófica sobre el tema, que se haría eterna, y estaría mediatizada, sin duda, por las ideologías, las creencias religiosas y los principios individuales, pero basta un breve análisis histórico como soporte argumental poco subjetivo.
Los cristianos, por ejemplo, reivindican la no violencia. Fue Jesucristo el que nos dijo que había que poner la otra mejilla e incluso permitió su crucifixión en vez de llamar a legiones de ángeles y arcángeles para impedirlo. Pero, la misma Biblia nos enseña lo violento que puede llegar a ser Dios, sirvan como ejemplos las destrucciones de Sodoma y Gomorra. Jesús también esgrimió el látigo contra los mercaderes que hacían negocios en las escaleras del templo de Jerusalém y nos advirtió que los que pecaran gravemente contra los Mandamientos arderían eternamente en el Infierno.
La violencia se empleó profusamente en muchas revoluciones. ¿Alguien se imagina la Revolución Francesa o la Bolchevique, por ejemplo, sin violencia? ¿alguien piensa que hubieran sido posibles las revoluciones en las repúblicas americanas sin el recurso al uso de la fuerza?.
Hay una paradoja a la que encontraremos sentido, son precisamente los que han ejercido la violencia en determinadas situaciones los que mas enfatizan la defensa de la paz en otras. Tenemos ejemplos de gente pacífica que ha tenido que recurrir al fusil. ¿Cómo un cura asturiano, Gaspar García Laviana, se puede convertir en comandante de la guerrilla sandinista?.
Por regla general la gente no es belicosa, pero hay escenarios, muchas veces cuando el nivel de injusticia es exageradamente alto, en los que hasta el mas tranquilo explota. Eso le pasó a Jesús con los mercaderes, a los franceses hambrientos que tenían que escuchar a su reina lo de “si no tienen pan que coman bollos”, a los rusos que morían de forma absurda en la Primera Guerra Mundial o malvivían como siervos a cambio de un mal plato de comida, o a los que soportaban la dictadura criminal de Anastasio Somoza en Nicaragua.
En la situación de crisis que estamos padeciendo ya empieza a haber muchos ciudadanos que están al límite, incluso que ya no pueden dar de comer a sus hijos. El poder y sus Gobiernos títere saben que estamos en una coyuntura social potencialmente peligrosa, por eso ya han hecho leyes que limitan el derecho a la manifestación y que pone graves penas a los episodios de violencia. Contrasta este prurito legislador con la permisibilidad con los corruptos y los defraudadores, una forma de violencia que hace muchísimo mas daño.
Pero, a pesar de todo lo que estamos viviendo, aún no estamos en un brete que justifique la violencia, porque subsiste la democracia y la libertad. Estos días todos hemos visto las imágenes de los altercados en Burgos y nos hemos enterado de la paliza que unos encapuchados le han propinado al apoderado de empresario Victorino Alonso. Pero, ¿no han sido los vecinos de Burgos los que han elegido a ese alcalde? ¿no han sido los trabajadores de la mina los que han votado mayoritariamente a los que han despilfarrado los Fondos Mineros en vez de crear un tejido industrial alternativo en Asturias?.
Condenamos, sin ambages, estas actuaciones y sugerimos que la ira se concentre, con inteligencia, en la papeleta que dentro de pocos meses habrá que echar a la urna.


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