jueves, 15 de agosto de 2013

LOS MILITARES GOLPISTAS BAÑAN DE SANGRE EGIPTO

Situación gravísima la que se está viviendo en Egipto, donde los militares, que apartaron del poder al Gobierno democráticamente elegido, han entrado a sangre y fuego en las plazas donde se reunían los manifestantes, provocando mas de 4.500 muertos y decenas de miles de heridos.
En el asalto, las llamadas “fuerzas del orden” y los soldados del ejército han empleado maquinaria pesada para arrasar las tiendas de campaña, vehículos blindados e incluso la aviación, que ha arrojado bombas de racimo sobre los ciudadanos que se defendían con piedras.
Ante esta barbarie, contrasta la actitud de la llamada “comunidad internacional”, que estuvo tan presta a intervenir militarmente en Libia, mantiene toda clase de apoyos a los mercenarios terroristas en Siria o critica a regímenes dictatoriales solamente si son díscolos. Pero es que los EE UU han alimentado al monstruo, prestando mas de 1.500 millones de dólares anuales al ejército egipcio, no solo para mantener un aparato logístico represivo, también para sobornar a sus generales.
Turquía ha pedido la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, pero no porque sea un país comprometido con la justicia internacional y los derechos humanos, sino por afinidad ideológica con los masacrados. No se puede poner el grito en el cielo ante lo que está pasando en Egipto y luego dar apoyo a los fanáticos de Al Qaeda que actúan en Siria.
Desde que en 1.952 fuera derrocado el rey Faruq I por el Movimiento de Oficiales Libres, los militares han tenido siempre el poder en Egipto, todos los presidentes han sido generales hasta la llegada, a través de las urnas, de Mursi, el líder de los Hermanos Musulmanes, que ha tenido un mandato efímero. Pero nada tiene que ver Gamal Abdel Nasser, el protagonista del golpe de estado contra la monarquía, un patriota que se opuso con determinación a las potencias imperiales y a Israel, uno de los fundadores del Movimiento de Países no Alineados y de la República Árabe Unida (unión de Egipto y Siria) y que, con la ayuda de la URSS, construyó la gigantesca presa de Asuán, que riega el delta del Nilo, alimentando a la población, y provee de energía eléctrica a Egipto, con los que vinieron después: Anwar el-Sadat, que murió asesinado por soldados que participaban en un desfile militar, o Hosni Mubarak, un sátrapa asesino también protegido de Occidente. Dos militares, Nasser, o el criminal al-Sisi, que está masacrando a su propio pueblo, tan diferentes como el cielo del infierno.

 En la foto, el jefe de las FF AA, al-Sisi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario