viernes, 23 de agosto de 2013

LA BURBUJA DEL TURISMO

En lo que llevamos de año, España está batiendo todas las marcas en llegada de turistas extranjeros. No solo se consolidan los tradicionales visitantes británicos o alemanes, crecen espectacularmente los procedentes de algunas economías emergentes, como los rusos. Gracias al aluvión de visitantes, el sector turístico está capeando la crisis en mejores condiciones que otros, porque el turismo interno, como todo el consumo nacional, se ha desplomado en nuestro país y tiene toda la pinta de seguir así durante bastante tiempo, fundamentalmente debido a la pérdida de poder adquisitivo de amplias capas de la población y a una altísima tasa de paro.
Para nadie es un secreto que el sector turístico es uno de los pilares básicos de nuestra economía, que ayuda en gran medida  a equilibrar nuestro balance comercial, pues a pesar de que también han crecido las exportaciones y que han disminuido las importaciones seguimos comprando mas de lo que vendemos, incluida la gran factura de los hidrocarburos. Pero, además, el turismo es uno de los grandes generadores de empleo en España, pues unos tres millones de personas, de forma directa o indirecta, viven gracias a él. Desde que Fraga Iribarne se tomara el asunto en serio, con iniciativas como la creación de los Paradores Nacionales y la promoción de España en el exterior, han cambiado mucho las cosas. Hoy el país del turista 1.999.999 se ha convertido en una potencia mundial del sector, con una infraestructura de hoteles y servicios impresionante. Gracias a empresarios emprendedores y a abnegados trabajadores España es punto de referencia e incluso hace años que ha dado el salto al exterior y las cadenas hoteleras españolas están presentes en muchas partes del mundo.
Pero, de la misma forma que España se está beneficiando de los graves problemas en algunos países tradicionalmente turísticos, como Grecia y Turquía, y de los conflictos que están asolando todo en Norte de África, la coyuntura internacional puede dar un giro drástico en el futuro y regiones enteras de nuestro país se sumirían en un auténtico drama, porque, no olvidemos  que el turismo es fundamental para la economía de Canarias, Baleares, Cataluña, Valencia y Andalucía, por poner los ejemplos mas evidentes.
Cualquier inversor prudente sabe que debe diversificar el riesgo no poniendo todo el dinero en el mismo sitio, igualmente los que nos gobiernan y planifican nuestra economía (aunque está en la Constitución, es una broma, naturalmente) deben potenciar otras alternativas socio-económicas que impidan la excesiva dependencia de algunos sectores. Hace muy poco tiempo, y todavía lo estamos padeciendo, hemos vivido en España el drama de la explosión de la burbuja inmobiliaria, hubo gente que advirtió lo que podía pasar, pero no se les hizo caso.
La economía de un país es como una gran mesa, si tiene veinte patas y se rompe una el daño es menor, pero si tiene solo tres la fractura de una de ellas hará caer la mesa. El mismo ejemplo lo podemos poner con las especies: una de las claves del éxito de los humanos ha sido su capacidad para alimentarse de una amplia variedad de nutrientes, animales y vegetales, hasta hemos adaptado nuestro cuerpo para poder tomar productos lácteos en edad adulta sin que nos perjudique la lactosa. Pero el oso panda o el koala desaparecerían en pocos días si les faltara el bambú o el eucalipto.
Debemos seguir cuidando el sector turístico y mejorando su oferta, cómo no, ha costado mucho llegar hasta aquí, pero sin descuidar el desarrollo imperativo de otros sectores, que sirvan de sólidas patas a nuestra mesa ante cualquier eventualidad.

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