domingo, 4 de agosto de 2013

GIBRALTAR, ¿SE ACABÓ LA IMPUNIDAD?

Ante la última provocación de las autoridades del Peñón, que han dado la orden de arrojar bloques de hormigón, atravesados de vigas de hierro, en las aguas próximas a La Roca, para impedir faenar a los pescadores de Algeciras, el Gobierno de España ha tomado algunas medidas de presión y estudia otras todavía mas contundentes.
El contencioso se ha agravado en los últimos años debido a varios factores, desde el excesivo compadreo de José María Aznar con el entonces primer ministro Toni Blair, que pasaba sus vacaciones en Doñana y fue compañero de correrías en Las Azores, hasta la estupidez de Zapatero, que, a cambio de que se iniciaran conversaciones sobre este conflicto histórico, que, evidentemente, no llegaron a nada, como era de esperar, permitió que los vuelos de aeronaves militares y civiles que entraban o salían de Gibraltar pudieran sobrevolar tierra y mar españolas e hizo la vista gorda con las actividades delictivas de las que llevan viviendo los llanitos desde hace ya bastantes años.
Es importante aclarar que los británicos basan sus argumentos jurídicos sobre la soberanía en ese pequeño trozo de España en el Tratado de Utrecht, que puso fin a la Guerra de Sucesión Española, entre los años 1.713 y 1.715. Mediante aquel tratado, la mayor fechoría que los borbones cometieron contra nuestro país, firmado en la ciudad holandesa del mismo nombre, España perdió Las Islas Baleares y Gibraltar y estuvo a punto de perder Cataluña. Pero las hostilidades continuaron y España recuperó el Principado de Cataluña (septiembre de 1.714) y Mallorca (julio de 1.715) pero Menorca (que no se reconquistó hasta el 5 de febrero de 1.782) y Gibraltar, siguieron en manos inglesas. Pues bien, en ese tratado está claramente escrito que Gibraltar no tiene soberanía sobre ningunas aguas.
El Peñón tuvo un carácter estratégico muy importante durante la Segunda Guerra Mundial y Hitler se lo ofreció a Franco si este facilitaba el paso por España de las tropas alemanas para auxiliar al Áfrika Korps, que mandaba el mariscal Rommel, que se encontraba con graves dificultades de abastecimiento. Franco, temiendo que los alemanes no ganaran la guerra, no lo permitió y ofreció a cambio la División Azul, una fuerza expedicionaria falangista para combatir contra la URSS, lo que le sirvió para contentar a Hitler y mantener el poder cuando terminó el conflicto mundial y empezó la Guerra Fría.
La dictadura franquista utilizó el contencioso de Gibraltar para distraer la atención de los graves problemas internos (recuérdese el cierre de la verja) pero permitió que parte de tierras y aguas españolas fueran usurpadas para ampliar la pista del aeropuerto gibraltareño.
Hace tiempo que la base militar británica ya no es el pilar económico de La Roca y que Gibraltar se ha convertido en un paraíso fiscal que vampiriza una gran parte de recursos españoles. Las actividades económicas de los llanitos, aparte del turismo mayoritariamente español, se centran en la administración de miles de sociedades fraudulentas, en la venta de tabaco, combustible y toda clase de artículos con menores impuestos ( sin que exista el factor lejanía o insularidad que lo justifique) e incluso en el tráfico de estupefacientes.

Los británicos siempre se han aprovechado de los momentos de debilidad de España, y han creído que ahora tenían otra oportunidad. Puede que nuestro ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, haya pedido perdón a Evo Morales, pero se equivocan los que piensan  que fue una bajada de pantalones. Nuestro ministro, el mejor del Gobierno, al poco tiempo de tomar posesión de su cargo, ya les espetó lo de “Gibraltar español”. Esperemos que las anunciadas medidas del Gobierno de España, la mayoría sensatas y de justicia, se lleven a la práctica y terminen con la impunidad y desfachatez del Gobierno de Londres y sus aliados de Cádiz.

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