miércoles, 1 de mayo de 2013

EL PACTO


A partir de ahora vamos a escuchar mucho esta palabra; habla de pacto el Gobierno de Rajoy, habla de pacto Rubalcaba y hablan de pacto sindicatos y empresarios. Pero, ¿porqué les ha entrado a todos ellos este repentino prurito?, veamos:
No es la primera vez que en España se produce un gran acuerdo entre las fuerzas políticas y sociales. Todo el mundo conoce que cuando gobernaba la UCD, con D. Adolfo Suárez de presidente del Ejecutivo, se firmaron los Pactos de la Moncloa, un consenso necesario para poder sacar adelante a nuestro país en unos momentos muy difíciles desde el punto de vista económico, pero, sobre todo, cuando el proceso democrático, que se había iniciado poco antes, corría serio peligro. Los tiempos actuales son bien distintos, ahora ETA y GRAPO no matan militares todos los días, no hay peligro de involución y España está integrada en la UE. Además, el Partido del Gobierno tiene mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados y en el Senado, por lo que no tiene ningún problema para sacar adelante cualquier iniciativa. Solamente una reforma importante de la Constitución que afectara, por ejemplo, a la administración del Estado podría justificar un acuerdo amplio. Pero, me temo que no van por ahí los tiros.
Fijémonos en algunos países de nuestro entorno, como Italia y Grecia. En estos Estados mediterráneos se han firmado recientemente pactos, aparentemente contra natura, entra fuerzas políticas que, sobre el papel, eran irreconciliables. En Grecia, el partido de la derecha, Nueva Democracia, y el socialdemócrata, PASOK, se alternaban en el Gobierno, pasándose la botella y el embudo con los que se daba aceite de ricino al pueblo cada cierto tiempo. Eso funcionó hasta que un partido de izquierda, SYRIZA, emergió con fuerza poniendo en peligro el tinglado montado tras la caída de la dictadura de los coroneles y cuestionando las órdenes de la canciller Merkel y el Fondo Monetario Internacional. Ahora, cuando ni Nueva Democracia ni el PASOK tienen mayoría parlamentaria, gobiernan juntos y siguen con su labor. En Italia ha sucedido lo mismo. Es cierto que el sistema de representación electoral italiano fragmenta mucho al Parlamento y que en el país transalpino hay tradición de aquelarres multicolores y supuestos extraños compañeros de cama (como sucedía en el Pentapartito), pero esta vez, además de que el presidente Giorgio Napolitano ha tenido que hacer encaje de bolillos para no tener que ir a otras elecciones, la clase política italiana ha sentido en su cogote el miedo al partido antisistema de ex cómico Beppe Grillo. También en Alemania, cuando socialdemócratas y cristianodemócratas no sumaban mayoría con verdes o liberales, unieron sus fuerzas y gobernaron juntos para parar al partido La izquierda (Die Linke), que había crecido espectacularmente en los länder de la antigua RDA.
Así que esa nueva receta para sacarnos de la crisis, ese pacto de responsabilidad, en realidad no es mas que una vieja estratagema de un poder en pleno ocaso. Al Gobierno del PP le interesa el pacto como coartada a sus incumplimientos, al PSOE para recuperar un protagonismo político que necesita urgentemente, ante su falta de alternativas y su caída libre, a los sindicatos para seguir viviendo del erario público a cambio de tener controlado al personal y a los empresarios para que la paz social no se vea alterada ante las nuevas agresiones que se preparan contra los ciudadanos, especialmente contra trabajadores y pensionistas. Las culpas repartidas son menos culpas, creen, y saben que el próximo año ya hay elecciones europeas y los españoles tienen unas ganas enormes de pasar factura.
Afortunadamente, no todo el mundo piensa así. Algunos sectores empresariales ya se están empezando a dar cuenta que Mariano Rajoy les vendió la moto de la Reforma Laboral y el crecimiento para 2.014, que ya no se va a producir, y que si no se toman medidas que estimulen el consumo esto se hunde. Tampoco es verosímil que IU y UPyD, que no tienen nada que perder y sí mucho que ganar, se sumen a un pacto trampa en un gallinero donde ya nos deberíamos conocer todos. 

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