viernes, 10 de mayo de 2013

EL LANDISMO


El jueves 9 de mayo recibimos una mala noticia, ha muerto Alfredo Landa, uno de los actores mas carismáticos del cine español, que tiene bien ganado un recuerdo permanente en nuestro corazón. Hace ya bastantes años, poco antes de que las películas de catástrofes norteamericanas, como la saga de los “Aeropuertos”, “Terremoto”, “El coloso en llamas, etc, se adueñara de las pantallas, los que íbamos los sábados a nuestro cine de barrio, bien pertrechados de pipas y palomitas, a instalarnos en el “gallinero”, teníamos siempre la duda de que película pondrían ese día, porque no se solían anunciar. El abanico de posibilidades no era amplio, o tocaba un espagueti-western, de aquellos  de bajo presupuesto que se filmaban en Almería, o bien una película de Alfredo Landa, que no eran de gran calidad, pero que te hacían reír.
Aquellas imágenes de Landa paseando por la playa sacando pecho, con traje de baño ajustado, en busca de alguna sueca que ligar no pasarán a la Historia, pero forman parte de nuestros recuerdos mas entrañables. “Los novios de mi mujer”, “No desearás al vecino del quinto” o el “Crack”, son solo algunas de aquellas películas intrascendentes, pero inolvidables.
Como les sucedió a otros actores españoles, Alfredo Landa fue prisionero de aquellos filmes cuya letra de serie no me atrevo a poner y pasó mucho tiempo antes de que le llamaran para trabajar en verdaderas obras maestras del celuloide, como “Los santos inocentes” o “El bosque animado”, pero, aunque casi olvidada, ya tenía en su haber una gran obra de la comedia cinematográfica española, sin duda una de las mejores, “Atraco a las tres” (José María Forqué, 1.962) donde en clave de humor y en blanco y negro se cuenta como los empleados de un banco planean un atraco en su propia sucursal.
Para mí, la mejor película de Landa es sin duda “Los santos inocentes”, donde, junto a esos otros dos “monstruos” del cine español, Paco Rabal y Juan Diego, lo borda. No son sus palabras ni sus gestos, son sus ojos, esa mirada ante la cámara inimitable. Por su actuación le dieron el premio al mejor actor en el festival de Cannes.
Pero, quiso la casualidad que poco antes de escuchar en un informativo radiofónico la triste noticia de la muerte de Alfredo Landa, en ese mismo noticiario nos contaron que el año pasado 38.000 jóvenes españoles emigraron a Alemania, que quieren dar otro mazazo a las pensiones y que nada se sabe de que va a pasar con los ahorros de muchos ancianos que fueron engañados vilmente con las “preferentes”, mientras nos lo salpimentaban con que Rajoy dice que vendrá la cosecha o que se ha recibido una carta de Bruselas, sin fecha y sin firma, que cuestiona que el Gobierno andaluz se haga cargo temporalmente de los pisos vacíos que tienen los bancos para alojar a los mas desfavorecidos.
Y otra vez, mientras no pude evitar que se me escapara alguna lágrima, me acordé de Landa en “Vente para Alemania Pepe", o en “Los santos inocentes”,  y de aquella mirada y de aquella España.   

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