De un tiempo a esta parte, los fines de semana están siendo aprovechados por los conspicuos socialistas y populares para deleitarnos con sus cosas. Los del PSOE aprovechan para hacer alguna reunión en alguna agrupación de las repartidas por España o un mini-mitin, donde los chascarrillos y bobadas a que nos tenía acostumbrados Pepiño Blanco han sido sustituidos por críticas al Gobierno con pobres argumentos y con la presentación de ocurrencias, como las que el secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, nos ha hecho reír. La gente del PP tiene otro formato, han perdido tanto el contacto con la realidad que, de la misma forma que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, está casi siempre desaparecido y cuando comparece ante los periodistas lo hace a través de una pantalla de plasma, su secretaria general, Dolores de Cospedal, hace reuniones con media docena de cargos públicos, del partido o miembros del Gobierno, donde desarrolla un discurso para imbéciles sin, obviamente, contestación alguna, que luego nos sirven en los medios de comunicación.
A estas tomaduras de pelo a los ciudadanos a que ya nos tiene acostumbrado el bipartidismo, se suma la gran preocupación que en sus cuarteles generales han provocado las encuestas recientes en el apartado de intención del voto, que, al cundir el nerviosismo, multiplica las necedades.
Si dicen que los experimentos mejor hacerlos con gaseosa, no digamos si estamos hablando de un país con mas de 6.200.000 parados y una Deuda que se acerca peligrosamente al 100% del PIB. Pero ello no es óbice para que Rubalcaba pretenda que el Estado, o sea, todos nosotros, pague la mitad del salario de los trabajadores para que estos no sean despedidos, hasta este punto llega la falta de propuestas creíbles y la pérdida del Norte del, de momento, principal partido de la oposición. Cospedal, por su parte, centra su preocupación no en solucionar los graves problemas que tenemos los españoles, sino en los “escraches”, en decirnos que la situación empieza a mejorar (aunque, como Dña. Inés, siempre nos lo fía muy largo) y en retar a los movimientos sociales a presentarse a las elecciones para, en las urnas, enfrentarse a su partido. No se ha dado cuenta de lo que ha dicho y parece que no se ha enterado que, después de que Julio Anguita presentara en Sabadell su propuesta “Somos mayoría”, hay una operación en marcha para formar un frente cívico que, de cuajar, podría ser capaz de arrinconar al poder establecido.
Tanto el PP como el PSOE temen que en las próximas elecciones europeas, autonómicas y generales una buena parte de la ciudadanía, harta de tanta infamia, les vuelva la espalda y que les resulte muy difícil formar mayorías, por eso, a partir de ahora, van a ir preparando el camino para un gran pacto, que soslaya la solución de los problemas de España, pero atiende al modus vivendi de los que han hecho de la política su profesión; un acuerdo para gobernar juntos. Naturalmente, eso no se hará público ni se reconocerá hasta pasados los comicios, sabedores de que provocaría un auténtico escándalo y que todavía les restaría mas votos.
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