viernes, 22 de marzo de 2013

PSOE, SESIÓN DE COSMÉTICA


A los socialistas les crecen los problemas por todos lados, no solo han perdido, menos en Asturias, todas las elecciones que se han celebrado en los últimos tiempos y unos 4.000 cargos públicos, la mayoría sin otro oficio que la política, han engrosado las listas del paro, también tienen graves problemas dentro de su organización en Galicia y con su partido hermano, el PSC, en Cataluña. Por si esto fuera poco, los escándalos de corrupción que sucedieron cuando estaban subidos al carro, como los ERES falsos en Andalucía o las “mordidas” de empresarios sin escrúpulos a funcionarios y políticos en Asturias, están en pleno apogeo judicial, con ingresos en prisión incluidos. Por último, asunto que tampoco es baladí, está la falta de liderazgo de Rubalcaba, que fue una pieza clave en los gobiernos socialistas desde la etapa de Felipe González, pero que no ha funcionado como cabeza de cartel electoral ni ha sido capaz de mantener cohesionado y con una mínima disciplina al partido.
Pero el problema fundamental de los socialistas españoles, algo común a toda la socialdemocracia europea, es que no han sabido dar su propia respuesta a la crisis ni de proponer alternativas creíbles a las políticas mas derechistas, y no me estoy refiriendo solamente a la crisis económica, también a la social, que incluye la desaparición de los valores tradicionales de la izquierda.
El 38 Congreso que el PSOE celebró en febrero del año pasado fue una oportunidad de oro para hacer autocrítica y para plantear una nueva estrategia política para los próximos años, pero nada de ello se hizo, solo consiguió afianzar en sus puestos a los varias veces vapuleados por las urnas. El drama se completa con la evidencia de que tampoco hay en el partido una corriente organizada capaz de tomar el relevo y de insuflar aire fresco, pues conspicuos como Carme Chacón no están en condiciones ni tienen  entidad para liderar la catarsis que necesita el PSOE.
Ante este panorama, la dirección socialista solo ha sido capaz de tapar agujeros con trapos y dar algunos retoques organizativos para que Rubalcaba se centre en la labor de oposición y Elena Valenciano, la vicesecretaria general, en el control del partido. Pero, no hay mimbres ni para uno ni para otro.
Los socialistas parece que no han entendido que los ciudadanos dieron mayoría absoluta al PP no porque les encantara su programa o porque no presumieran sus mentiras, todo el mundo tenía presente las patrañas de Aznar, sino porque estaban del PSOE y de las ocurrencias de Zapatero hasta el gorro y, sobre todo, porque la respuesta a la crisis, que durante tanto tiempo estuvieron negando, fue cebarse en los derechos históricos de los trabajadores, con bajadas de salarios y subida de la edad de jubilación hasta los 67 años, entre otras fechorías, exactamente igual que haría cualquier Gobierno conservador.
Para un rostro destrozado, de poco sirve una sesión de cosmética, tampoco se arreglan las profundas heridas con un lifting, hace falta utilizar el escarpelo a fondo y un postoperatorio adecuado para salir luego ante la sociedad con una nueva cara, pero, lo mas importante son las ideas, las propuestas progresistas a los nuevos retos, y las de la izquierda deben estar asentadas en sus principios y en sus valores históricos, precisamente los que se han perdido. 

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