miércoles, 20 de junio de 2012

JULIANA RESUCITA

La minería asturiana agoniza y el conflicto se enquista, en un proceso anunciado que ha acelerado la crisis, pero también hay otros sectores importantes de la economía regional que lo están pasando muy mal, como todos sabemos, el del armamento, el ganadero, el comercio y un larguísimo etcétera. Pero en medio de este valle de lágrimas también hay alguna buena noticia, como la recuperación del sector naval en Gijón, a los que muchos ya habían dado la extrema unción, gracias a la labor empresarial e institucional llevada con discreción y seriedad, que son buenos mimbres para la eficacia.
Los ciudadanos de Gijón hemos visto como, una tras otra, desaparecían empresas en nuestra ciudad, algunas que daban empleo a cientos de trabajadores, como La Algodonera, Moreda, IKE, Fábrica de Loza, La Estrella de Gijón, La Casera, etc,, así podríamos llenar varios folios, muchas estaban ubicadas en la zona Oeste de la ciudad, en Natahoyo y sus inmediaciones, en La Calzada o en Jove, barrios que crecieron con la llegada de gentes que buscaban una vida mejor. Pero la pérdida del sector naval fue particularmente dolorosa y la rabia de los trabajadores quedó estampada para la Historia en años de lucha y batallas campales por la defensa de su puesto de trabajo y de una actividad que tenía futuro.
Vimos como Marítima del Musel o Naval Gijón se iban al garete y solo quedaba Juliana Constructora Gijonesa, una empresa senyera en Santa Olaya, el barrio que sirve de unión y hermana a La Calzada y Natahoyo. A pesar de que Juliana tenía una alta tecnología en la construcción de buques de varios tipos, también le llegó la hora, porque la globalización y la mala gestión política se juntaron para darle la puntilla.
A pesar de la beligerancia de sus trabajadores y de varias aventuras empresariales, de titularidad pública o privada, Juliana acabó echando el cierre y mandando a sus empleados a casa. Algunos tuvieron suerte y por su edad pudieron acogerse a la prejubilación, otros pasaron a engrosar las listas del paro.
Pero la adquisición de las instalaciones por parte de Armón, la solvente y exitosa empresa asturiana que nació como cooperativa en Navia, en 1.963 y que ha construido 750 buques para los cinco continentes, nos dio esperanzas de que Juliana pudiera llegar a tener otra vida. ¿Volverían los proletarios a su querido tajo?. Aquellos chavales salidos de la Fundación Revillagigedo, donde los jesuitas continúan haciendo una labor encomiable, ya hombres curtidos y expertos en dar forma a los planos y a la chapa ¿tendrían otra oportunidad?.
A pesar de la falta de apoyo de algunos políticos cuyo partido dice ser de izquierda, tanto en Asturias como en las instituciones europeas, Armón ha conseguido el encargo de otros dos nuevos atuneros, que se suman al ya contratado por el asturmexicano Antonio Suárez. Con la firma del acuerdo para la construcción de estos dos nuevos buques, para otra empresa mexicana, Armón tiene carga de trabajo para poner en marcha otra vez las instalaciones industriales del astillero Juliana.
Es obligatorio dar las gracias a todos los que han conseguido revertir un proceso que no perecía tener solución y que llena de esperanza a tantas familias, en particular a la empresa Armón, a la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, y a los empresarios mexicanos que han confiado en nosotros.
Sí, Juliana resucita.
NOTA: Foto aérea de las instalaciones de Juliana-Armón de Gijón.

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