domingo, 31 de julio de 2011

EL DISPUTADO VOTO PROGRESISTA

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, nos ha anunciado algo que casi todo el mundo sabía, las elecciones generales serán en el mes de noviembre, eso sí, ha concretado que la fecha será la del día 20, mas por imperativos prácticos que por coincidir con la muerte de Franco, como algunos alegremente han apuntado.

Las próximas elecciones generales tienen algunas singularidades que las distinguen de otras que hemos vivido. Se van a producir en medio de una grave crisis económica que se ha cebado en muchos ciudadanos, particularmente en los jóvenes, disminuyendo el poder adquisitivo de los salarios, haciendo caer en picado los beneficios empresariales, congelando las pensiones y aumentando la cifra de paro hasta cerca de cinco millones de personas. Contemporáneamente, a la sombra de las revueltas sociales que se están produciendo en algunos países árabes, ha surgido el movimiento 11M, los que todos conocemos ya como “Los Indignados”, que en España no ha tenido demasiada fuerza desestabilizadora, pero que ha obligado a los partidos políticos, sobre todo a la izquierda, a no mirar para otro lado ante sus justas reivindicaciones expresadas en la calle y en los foros de Internet. También hay que tener en cuenta que el partido del Gobierno, el PSOE, ha sufrido un desgaste y un desprestigio brutal, no solo por las medidas antisociales que ha tomado, como el abaratamiento del despido, la elevación hasta los 67 años de la edad de jubilación o la rebaja del sueldo de los funcionarios, además, porque cuando todo el mundo tenía la crisis como una espada sobre sus cabezas, Zapatero y los suyos despilfarraban el dinero del contribuyente en medidas electoralistas y ocurrencias varias. Es muy recomendable volver a ver el debate en TV, antes de las generales del 2.008, entre el entonces ministro de economía socialista, Pedro Solbes y el efímero responsable económico del PP, Manuel Pizarro. Casi todo el mundo dio por ganador a Solbes, que regalaba nuestro dinero a diestro y siniestro, pero la verdad incómoda la dijo Pizarro. Por último tenemos que apuntar que hay un fenómeno que puede tener bastante incidencia, la irrupción de nuevos partidos, como Foro Asturias y de otros, como UPyD, que ya habían participado en anteriores comicios pero que han ido ganado en prestigio y popularidad ante el desgaste de los partidos tradicionales, sin olvidarnos de lo que puede suceder en el País Vasco con BILDU y SORTU, esas franquicias que KAS se ha sacado de la manga para sustituir a Batasuna y chulear a los demócratas. Otra vez se pueden sentar los etarras en el Parlamento.

En contra de lo que dicen los socialistas, nosotros pensamos que el PSOE se ha equivocado completamente al elegir al candidato. Rubalcaba tiene un pasado siniestro y oscuro que se puede blandir contra él, no en balde fue ministro de la Presidencia en el Gobierno de los GAL y era ministro de Interior cuando el escándalo Faisán, pero, además, ejercía de vicepresidente del Gobierno con Zapatero hasta anteayer, compartiendo todos sus errores. ¿Se imagina usted de candidato a Javier Solana, que ha estado años alejado de las responsabilidades de Gobierno, con prestigio internacional, que habla perfectamente inglés y que tiene un aplomo a prueba de bomba que le permitió, por ejemplo, pasar de manifestarse contra la OTAN a ser su secretario general?.

Estas elecciones se van a disputar en la arena de la izquierda sociológica, que es mucho mas amplia que la incondicional. El PP tiene asegurado el voto de derecha y de centro-derecha, pero si quiere ganar por mayoría absoluta tiene que encandilar a una parte del centro-izquierda, por eso Rajoy, muy inteligentemente, ya ha dicho que no piensa tomar medidas antisociales. El PSOE ya está resignado a la derrota, pero para evitar la debacle debe recuperar los votos que se le han escapado por la izquierda, por eso el nerviosismo de Cayo Lara, pues IU ha perdido muchos votos comunistas por su política de alianzas con los socialistas en los ayuntamientos y CC AA, mientras el PSOE zurraba a los trabajadores.

Todos van a acudir, pedigüeños, a suplicar el voto progresista, el que va a decidir los destinos de España en los próximos cuatro años.

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