viernes, 22 de julio de 2011

LA MAYOR FECHORÍA DE LOS SOCIALISTAS

El viernes 21 de julio de 2.011 será una fecha difícil de olvidar para los trabajadores españoles. Un partido histórico de la izquierda, el PSOE, que lleva la “O” de obrero en sus siglas, aprobó en el Congreso, con el único apoyo parlamentario de los nacionalistas de derechas catalanes de CIU, la reforma de las pensiones, el mayor ataque a los derechos sociales perpetrado por partido político alguno en España desde la Transición Democrática. En resumen, se eleva la edad de jubilación a los 67 años y el cómputo para la prestación pasa de los 15 a los 25 últimos años. Es decir, no solo tendremos que trabajar hasta la ancianidad, sino que, además, los futuros pensionistas cobrarán entre un 7 y un 15% menos que con la normativa vigente hasta ahora. Para mas inri, el Gobierno de la pseudoizquierda que preside Zapatero, sin duda el peor presidente que hemos tenido en la España democrática, se mofa de los proletarios diciendo que en el futuro los jubilados cobrarán mas que ahora y que se trata de una “modernización”, cuando hasta el mas tonto del pueblo sabe que es una medida impuesta por el capitalismo internacional, eso que ahora llaman mercados, para que España ajuste sus cuentas y pueda salir de la difícil situación económica en que se encuentra, gracias a las alegrías, despilfarros y pésima gestión económica de los Gobiernos socialistas.
Nos dicen que si la gente vive mas tiempo hay que elevar la edad de jubilación, nos cuentan que el Europa también están haciendo lo mismo. Pamplinas. La auténtica verdad es que las cuentas del Estado residen en la misma caja, donde las cotizaciones, impuestos, tasas, etc, son todas ingresos y las partidas que se asignan a los distintos ministerios en los Presupuestos Generales del Estado, incluidas las que sirven para pagar las pensiones, son todas gastos. En teoría, no hay, por tanto, ningún problema en tomar una parte de los impuestos, si fuera necesario, para sumarlos a las cotizaciones de los trabajadores, garantizando la solvencia del sistema. Pero la realidad no permite hacerlo porque, un ejercicio tras otro, se viene recurriendo al déficit, porque son mas los gastos, muchos totalmente prescindibles, que los ingresos y a la emisión de Deuda Pública para financiarlo, una política suicida que, ya se lo han dicho a Zapatero, no puede continuar. Es cierto que los partidos de derecha que gobiernan en Europa también han aumentado la edad de jubilación, en Francia, por ejemplo, ha pasado de 60 a 62 años. No deberían los socialistas recurrir a esta coartada porque nos obligarían a hablar también del salario mínimo, el sueldo medio, la jornada laboral, las ayudas por hijo, etc, que rigen al Norte de los Pirineos y sus argumentos quedarían en ridículo.
Entre las muchas tonterías que dice y hace Zapatero a veces se cuela un breve rayo de luz. Recordará usted que no hace mucho tiempo este Gobierno manifestó que emprendería una campaña contra la economía sumergida, que según el propio Banco de España puede suponer mas del 23% del PIB. Pues bien, todo ha quedado en nada, ni se ha modificado el Código Penal para poder poner a la sombra a los desaprensivos, ni se han cambiado de color los billetes de 200 y 500 euros, dando un breve plazo para canjear los inservibles en el banco, previa presentación del DNI, ni se han confiscado inmobiliarias y todo tipo de empresas por tener cajas “B” y manejar “dinero negro”. La pseudoizquierda no tiene agallas para meter en cintura a los ricos. Esas y otras medidas introducirían en el mercado ingentes cantidades de dinero, que duerme bajo los ladrillos, y crecería la recaudación fiscal y la creación de empleo. Así se podrían asignar partidas adicionales al Fondo Estatal de Pensiones sin castigar a los trabajadores con atentados a sus derechos sociales.
Los españoles han aprovechado las elecciones autonómicas y municipales para castigar duramente al PSOE, pero parece que no se han enterado ni han rectificado. Las próximas elecciones generales pueden suponer una debacle histórica para los socialistas porque los trabajadores no van a olvidar fácilmente sus fechorías, incluida la mas gorda, la reforma de las pensiones. Con ellos se pueden ir al abismo de la Historia los sindicatos, como muchos, también callados como muertos.
Ante lo que han hecho, ni Rubalcaba ni el mejor prestidigitador del mundo podrán evitar la catástrofe.

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