viernes, 15 de julio de 2011

EL ESCÁNDALO DE LAS ESCUCHAS

Los británicos están estos días sobresaltados con los pormenores que se van conociendo de las escuchas a particulares, a entidades diversas e incluso a la casa real, que detectives que trabajaban para el dominical News of the World han venido realizando durante años. Los detalles que están saliendo a la luz son muy escabrosos y la falta de escrúpulos de los directivos de uno de los tabloides del entramado mediático del multimillonario australiano, nacionalizado estadounidense, Rupert Murdoch, dueño de News Corporation, ponen los pelos de punta y rebelan hasta qué punto hay gente que piensa que todo es válido para obtener dinero y poder. La Pérfida Albión se ha revuelto contra los que espiaban sus intimidades y las de sus ciudadanos, llamándoles de todo menos bonitos. Murdoch ya tiene cita en el Parlamento para que explique a Los Comunes sus andanzas y las de algunos altos ejecutivos de su imperio periodístico.
Los ingleses, en este asunto, como en casi todos, son unos hipócritas. Lo mismo que no sienten vergüenza alguna de mostrarnos con orgullo los frutos de su rapiña mundial en el Museo Británico, mientras hablan de leyendas negras, se escandalizan por unas escuchas que son pecata minuta si las comparamos con otras bendecidas, financiadas y dirigidas por su Gobierno y el de sus mas estrechos aliados anglosajones (con perdón para los de Quebec), es decir, EE UU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. No nos referimos a lo que hacen sus servicios secretos del MI-5 (seguridad interna) o MI-6 (seguridad en el exterior), porque espionaje y contraespionaje los tienen casi todos los países con cierto peso y es corriente que sus agentes se salten la Ley de vez en cuando, sino a un sistema de escucha mundializado que hace pasar por su tamiz todas las conversaciones telefónicas, correos electrónicos, faxes, etc, que ciudadanos inofensivos como nosotros realizamos todos los días. Aprovechando la ocasión, permítame usted dar un buen corte de manga a los payasos de ECHELON.
ECHELON intercepta, analiza automáticamente y clasifica mas de tres mil millones de comunicaciones al día. El sistema opera fundamentalmente con una serie de palabras “clave” para discriminar la posible potencial peligrosidad del comunicante. Naturalmente sería imposible controlar todas las comunicaciones mundiales si se tuvieran que analizar una a una, así, es un complejo informático el que se encarga del trabajo duro al por mayor. Si usted, por ejemplo, está hablando por teléfono con un familiar o un amigo y no pronuncia alguna de las palabras “clave”, como camarada, bomba, etc, no será investigado a fondo y esa comunicación será borrada en poco tiempo, si es al contrario, aunque tenga usted lo mismo de terrorista que nosotros de marcianos, entrará en un proceso de filtrados y contrastes hasta que el potencial peligro quede neutralizado. De estas escuchas, que de forma increíble no han producido ningún escándalo ni en el Reino Unido ni en España, no se libra nadie, ni siquiera nuestro rey. Estamos esperando que algún Estado lleve el asunto al Tribunal Internacional.
A muchos ingenuos no les importa prescindir de su privacidad en pos de la seguridad que gente de poco fiar dice garantizar. Incluso se ofrece información, como zanahoria, para que países como España puedan lucirse deteniendo etarras. Pero el cotarro, como hemos dicho, lo controlan y dirigen otros.
EE UU aseguraba que ECHELON no era utilizada para obtener información privilegiada para favorecer a sus empresas. Pero Francia hizo una prueba, simuló una oferta de cien aviones AIRBÚS A-320 al Gobierno de la India, al día siguiente The Boeing Company, el conocido fabricante aeronáutico norteamericano, presentó su propia oferta, a la baja, naturalmente, ante el Gobierno de Nueva Delhi. Los aviones norteamericanos pueden llevar turbinas Rolls Royce, pero sabiendo la importante participación del Reino Unido en el consorcio aeronáutico europeo, está claro qué mano mece la cuna en este sistema mundial de escuchas. Francia presentó una enérgica protesta que los anglosajones llevan tiempo pagándole en especie, por ejemplo, en la Guerra de Libia.
Así que los británicos no deben escandalizarse tanto, mientras no dirijan los tiros contra su propio Gobierno.

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