domingo, 31 de enero de 2010

COMO ENDEREZAR LA ECONOMIA ESPAÑOLA


Si algún político nos dijera que, con sus recetas, se iban a solucionar los problemas económicos de España, seguramente nos estaría mintiendo, porque uno de los inconvenientes de la democracia es que los partidos solo trabajan a corto plazo, condicionados por la conveniencia de obtener votos. Los graves problemas estructurales que tiene este país no se solucionan en una legislatura, quizá tampoco en una generación., por eso no son una prioridad para nuestros políticos. El asunto de la subida de la edad de jubilación, por ejemplo, no se ha sacado a la palestra por lo que puede pasar dentro de treinta años, sino para que nuestro presidente se lave la cara en Davos. Menos mal que esta ocurrencia, vista la contestación que ha tenido, se va a quedar en agua de borrajas. Por muchas actuaciones que acometamos no vamos a solucionar los problemas de sobreproducción del sistema capitalista, ni su falta de planificación, ahora que la economía está globalizada, pero sí se pueden tomar medidas que dejen a España en mejor situación que en la que nos encontramos. Como no se han tomado las soluciones globales que requiere la crisis global, seguramente habrá un segundo embate que va a encontrar a los estados muy debilitados por las ingentes cantidades de dinero público que se ha aportado al sector financiero. Los países que tengan una gran deuda pueden, si llega el caso, pasar directamente a la miseria. No hay que descartar casos de argentinización en algunos países desarrollados. Es muy importante que los partidos políticos representados en el Parlamento se sienten en una mesa para debatir y acordar algunas políticas que hay que hacer (que transcienden legislaturas y alternancias) en sectores como el energético, industrial, turístico, agrario, etc, para ir cambiando la base, las patas, sobre las que se asienta la economía española, adaptándola a los nuevos tiempos. Hemos llegado a un punto en el que no es suficiente un golpe de timón, hacen falta cambios en profundidad. La economía de los países desarrollados ya no está, y aún lo estará menos, en condiciones de competir con las de países emergentes como China e India. Solo el liderazgo tecnológico podrá salvarla. Mientras cierran astilleros o están en dificultades acerías, en Sevilla, por ejemplo, CASA proporciona miles de empleos, muchos de alta cualificación, gracias a la fabricación, dentro del consorcio EADS, del avión de transporte A-400M. Otro ejemplo es la empresa GAMESA, que se encuentra entre los líderes mundiales en la producción de aerogeneradores. Dar pasos adelante en la fabricación de automóviles eléctricos también sería un buen ejemplo de por dónde debe ir el camino. Pero, lo mas urgente es corregir los problemas del déficit y la deuda. Como sabe cualquier familia, en una casa no se puede gastar mas de lo que se ingresa durante mucho tiempo, incluso recurriendo al crédito, si no se equilibra el presupuesto la situación se vuelve insostenible. Eso es lo que está ocurriendo también en España con las cuentas del Estado. Nuestro país tiene que pagar unos brutales 23.000 millones de euros anuales como intereses de la deuda y, a pesar de lo que nos anuncia el Gobierno (un plan de ahorro del gasto público de 50.000 millones de euros hasta 2.013) no será suficiente para disminuir el déficit hasta el 3%, que es lo que exige la UE. Además, con las medidas que se han tomado, tampoco creemos posible ese ahorro. En España, nos guste o no, tenemos un Estado descentralizado, el de la autonomías y los presupuestos del Estado, de alguna manera, también son los de las CC AA, es decir, con el nivel de transferencias actual, la mayor parte de las cuentas del Estado se deciden en los parlamentos regionales. Estos "Reinos de Taifas" se han convertido en máquinas de gastar. El ciudadano no ha visto que mejoren los servicios públicos, al contrario, pero los gastos de las CC AA y su nivel de deuda dan vértigo. Han proliferado los asesores, los funcionarios, las fundaciones, las televisiones autonómicas, el despilfarro es total. Es como si en la casa que poníamos como ejemplo no hubiera dinero para comida y, mientras, se brindara con caro champagne francés. Una cosa es lo que pretendía la Constitución y otra muy distinta que las CC AA pongan en peligro la estabilidad presupuestaria del Estado. Hay que darle solución a este tema con una ley seria que impida el endeudamiento de las autonomías, la que hay ahora no sirve. De la misma manera que nos parece ridículo que se pague al hijo de 30 años el subsidio de desempleo mientras se pretende que el padre se jubile a los 67 años (no habría ningún ahorro aumentando la edad de jubilación porque, en muchos sectores, se dispararían las bajas por enfermedad), de la misma forma que nos parece injusto que se halla suprimido el impuesto sobre el patrimonio, como no podemos compartir que se den subsidios y ayudas sin discriminar en razón de los ingresos, tampoco podemos estar de acuerdo con la gestión de la sanidad, uno de los apartados que se lleva una gran tajada en los presupuestos. Se ha hablado mucho de la introducción del copago, pero nadie se atreve a ponerlo en práctica. En España podemos estar orgullosos de tener una estupenda sanidad pública, incluso somos líderes mundiales en caras y difíciles operaciones como los transplantes de órganos. Pero para conservarla sin que sus gastos suban muy por encima de lo razonable hay que hacer reformas y hay que hacerlo ya. No puede haber gratuidad total en los medicamentos, salvo para las rentas mas bajas y para los tratamientos de enfermedades crónicas. Esto debe incluir también a los jubilados. Es necesario poner un pago simbólico, 2 euros, por ejemplo, por acudir al médico. Tampoco se debería dar servicio gratuito a personas que, teniendo ingresos, no cotizan a la Seguridad Social. La persecución de la economía sumergida es fundamental para que afloren recursos.
Otro asunto que no se toma en serio es el del fraude fiscal. En España hay mucho dinero negro, pagos sin IVA y falsificación de actividades profesionales o empresariales. Estas cosas deben ser consideradas como delitos graves (nos roban a todos) y ser castigadas ejemplarmente. También deben volver a desgrabar los servicios de dentistas, abogados, etc, para que se generalice la emisión de facturas.
Se ha aprobado una ley de dependencia que, como no podía ser de otra forma, ya está sirviendo para la picaresca. Muchos familiares sin cualificar están cobrando subsidios mientras los Centros de Día están vacíos y los profesionales de la atención a personas enfermas o impedidas van al paro. También hay cientos de miles de prejubilados o parados que reciben ingresos sin trabajar siquiera unas pocas horas al día en actividades sociales. Son unos pocos ejemplos de lo que no debe ser. Estas y otras medidas sumadas supondrían un gran alivio para las cuentas del Estado, las de todos.
Dejémonos de llorar por las esquinas, la crisis es una oportunidad para los valientes.

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