domingo, 3 de enero de 2010

LA ALTERNATIVA


Tras la caída del bloque del Este y el desmoronamiento de la URSS, muchos dieron por muerto y enterrado el comunismo. Ahora está ocurriendo algo parecido con la socialdemocracia. De algunos partidos socialistas históricos, como el italiano, ya nadie se acuerda y otros como el Partido Socialista Francés, el SPD alemán, el Partido Socialdemócrata Sueco, el Partido Laborista de Israel, etc, viven sus horas mas bajas. En Europa todavía gobiernan algunos, como el Laborista británico y el PSOE, pero todo parece indicar que les queda poco tiempo antes de pasar al lado oscuro. Hace pocas décadas aparecieron algunos movimientos políticos progresistas que, si hubieran seguido evolucionando y armándose políticamente, podrían haber llegado a ser una alternativa de poder, nos estamos refiriendo a los ecologistas o "verdes". Hoy son un referente solo en cuestiones medioambientales y, a veces (nos estamos acordando del asunto nuclear) ni eso. La paradoja está en que la derecha, cuyas filosofías políticas liberales y neoconservadoras fueron las responsables de la crisis, está mas fuerte que nunca. ¿Quién ha apostado por el crecimiento sin límites? ¿quién lo ha sacrificado todo en el altar del mercado?¿quién nos ha lanzado de cabeza a la globalización?¿quién quería un Estado reducido a la mínima expresión?¿Quién, en fin, es la principal responsable de la sobreproducción, verdadero origen de la crisis?. Si acaso, el pecado de la socialdemocracia ha sido abrazar y practicar doctrinas que, históricamente, le eran ajenas. La izquierda se ha desdibujado tanto que ya no la reconoce ni la madre que la parió. Se empezó por abandonar a Marx y se terminó haciendo lo mismo que la derecha. Hace unos años D. Felipe González se ponía la chaqueta de pana en algunos escenarios mientras sus ministros Boyer y Solchaga hacían impagables servicios a la gran banca o popularizaban los "contratos basura". Todavía hoy, en algunas raras ocasiones, los socialistas levantan el puño y cantan la Internacional, mientras, eso sí, ponen miles de millones de los contribuyentes, del pueblo, en manos de los bancos privados. Pero las políticas de derechas las hacen mejor los que creen en ellas que los oportunistas, así lo perciben los votantes europeos. Parecen decir, iremos de cabeza al pozo, pero de forma ortodoxa.
La alternativa a los problemas que el mundo tiene planteados ni de lejos pueden ser las mismas políticas que los han generado. La derecha se ha hecho fuerte a pesar de sus fechorías, ha sido la falta de propuestas de izquierda, de progreso, lo que la ha enrocado. Todavía, después de lo que nos está tocando vivir, hay gente que cree que estamos en una crisis cíclica mas del capitalismo, que las dificultades pasarán y todo volverá a ser como antes. Es un grave error. La Tierra es un planeta finito y sus recursos son limitados, dentro de poco seremos 7.000 millones y la población todavía seguirá aumentando. Ya no será posible el crecimiento económico, ni tan siquiera el tan manoseado "crecimiento sostenible". La incorporación de algunos países, como China, India, Brasil, etc, al nivel de consumo y derroche de materias primas de los países desarrollados agravará los problemas. Hace poco hemos asistido al fracaso de la cita de Copenhague, ha sido una oportunidad perdida. La sostenibilidad y la imprescindible revolución tecnológica ligada a ella, es una oportunidad de oro para encarar el problema de la sobreproducción. Pero el mundo tiene otros retos que la izquierda, si quiere sobrevivir, deberá afrontar. No puede ser, por ejemplo, que en el siglo XXI, 1.000 millones de personas pasen hambre, mientras unas docenas de individuos acumulan la mayor parte del capital. No puede ser que cientos de millones de desesperados no encuentren un trabajo para mantener a su familia. No puede ser que, a estas alturas, sobreviva el neocolonialismo, el imperialismo y el hegemonismo. No puede ser, para decirlo de una vez, que de verdad se ha acabado la Historia con el triunfo de la tiranía y de los sátrapas.
La izquierda deberá reflexionar y actuar rápido porque ya le están esculpiendo la lápida que dice: aquí yace la que pudo ser la alternativa.

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