domingo, 10 de enero de 2010

LA BATALLA DE EUROPA


Agobiados por los problemas domésticos, que no son pocos, no estamos prestando demasiada atención a los acontecimientos que están sucediendo en Europa donde, conviene tenerlo presente, se toman decisiones que nos afectan de lleno. España ha asumido la presidencia de turno europea pero, que el Sr. Zapatero sea la cabeza visible de la Unión durante seis meses, nos importa un rábano. Todo tiene su lógica y a los ciudadanos, atenazados por la crisis y el paro, las declaraciones de nuestro presidente de que va a acabar con la crisis de Europa en seis meses, nos hace acordarnos de todo sus árbol genealógico. Pero, seamos justos, de la indiferencia que nos despierta lo europeo no solo es responsable Zapatero y sus ocurrencias. Los ciudadanos perciben que las instituciones europeas se han convertido en un nido para el acomodo de políticos y la proliferación de burócratas. Porque, inevitablemente, surgen las preguntas, ¿quién ha elegido al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso? ¿quién ha elegido al presidente del Consejo Europeo, Van Rompuy? ¿quién, en fin, ha elegido a los comisarios y altos representantes europeos?, ¡pardiez!, les aseguro que no hemos sido nosotros. Nadie nos ha consultado hasta qué punto debe llegar la delegación que los ciudadanos europeos hacemos en nuestros gobiernos. La gente quiere fiscalizar mas de cerca a los políticos que dirigen nuestros destinos. El desencanto con lo europeo, a pesar de la importancia que los fondos han tenido para el desarrollo de España, también tiene que ver con la percepción que tenemos de una falta de unidad política y de estrategia común de los estados que forman la UE. No solo no hay una auténtica política unificada en lo económico, militar, de relaciones exteriores, etc, sino que, además, a veces dirigen los destinos europeos los euroescépticos o, digámoslo claro, los que están en Europa a regañadientes o porque no les ha quedado otro remedio. Nos estamos acordando del Reino Unido o de la República Checa, por ejemplo. También contribuye al desencanto acciones o consultas que han tomado el pelo a los ciudadanos ¿para que sirvió el sí a la Constitución Europea expresado en las urnas por los españoles (aunque algunos fuimos partidarios del no), si el asunto se ha disuelto como un azucarilllo en el café caliente?. Pero, además, hay un error en el que frecuentemente caen muchos europeos occidentales. Seguramente desde Pedro el Grande, Europa llega hasta los Urales y, si me apuran hasta Vladivostok, que, aunque esté en el extremo oriental de Rusia, a 9.300 kilómetros de Moscú, es un puerto importante de la Federación. Aunque ha finalizado la "Guerra Fría", la confrontación histórica de los antiguos imperios europeos sigue vigente. La unión casi fraternal entre Alemania y Francia en el seno de la UE ha sido positiva en todos los sentidos, pero Europa se ha olvidado de Rusia. Hay 150 millones de ciudadanos, europeos como nosotros, que pueblan la mayor nación del mundo, con unos recursos científicos, industriales, energéticos, etc, enormes. Pero también hay muchos millones de europeos en algunas ex-repúblicas soviéticas a los que no se puede dejar al margen del proyecto. La ceguera política de la UE, en su apertura al Este, es monumental. No solo hay unas potenciales sinergías colosales que darían un definitivo impulso a la Unión, también se evitaría el reforzamiento de áreas de influencia y hegemonismos que solo pueden traer confrontaciones. El apoyo de la UE a las aventuras belicosas del presidente georgiano Saakashvili y la contundente respuesta de Moscú es solo un ejemplo de por donde no deben ir las cosas. Ahora, como una manzana madura, Ucrania volverá bajo la influencia del Kremlin dirigida por el pro-ruso Víctor Yanukóvich, mientras el todavía presidente Yúshenko y la primera ministra Julia Timoshenko (muy queridos en la UE) caerán definitivamente en desgracia. Estamos hablando de un país con casi 48 millones de habitantes y con una industria importante, pero que necesita una actualización. Antonov, por ejemplo, es una famosa industria aeronaútica ucraniana que fabrica los mayores aviones del mundo. La verdadera apertura al Este de la UE y la democratización de sus instituciones sí son objetivos por los que luchar en una batalla donde los estados europeos y, lo que es mas importante, sus ciudadanos, tenemos mucho que ganar. Al señor Zapatero le quedan más de cinco meses por delante, pero debería empezar por tomarse el mandato en serio.

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