domingo, 24 de enero de 2010

LA TRAMA DE LA INMIGRACION


Estos días, con el problema planteado por el ayuntamiento de Vic, hemos visto en primera página un debate que está en boca de la gente a diario, el problema de la inmigración ilegal y las consecuencias que tiene para nosotros. También se está hablando mas del tema porque no se comprende la tolerancia con este fenómeno en un país con casi cinco millones de parados. Pero la miga de este asunto es la intención de empadronar a los "sin papeles" para que voten en próximas convocatorias electorales. En España, es imposible saber con exactitud cuantos inmigrantes ilegales hay, pero posiblemente superen los dos millones. Solamente en la prostitución, copada desde hace tiempo por extranjeras, mayoritariamente ilegales, hay unas 400.000. Hace tiempo que nuestras fronteras se han convertido en una especie de coladero por donde entra cualquiera, con papeles o sin ellos. Se puede venir como turista y no volver a marcharse, en barco o en avión, puedes entrar por las fronteras de los Pirineos sin que nadie te pida la documentación (de hecho ya no hay ni policía ni Guardia Civil en los puestos fronterizos) o también, como les ocurre a los mas desgraciados, en patera o en cayuco. A usted o a mí, si nos pide cualquier agente de la autoridad el documento nacional de identidad y no lo llevamos encima podemos ser sancionados, nosotros pagamos el canon digital en los discos compactos que compramos, a los ciudadanos españoles se les descuenta una parte de sus ingresos por rendimiento del trabajo para pagar servicios sociales como la sanidad, etc, pero si es usted un inmigrante ilegal nadie le va a sancionar, ni a expulsar, por no llevar ningún tipo de documentación, incluso por negarse a decir su nombre y nacionalidad, podrá vender discos pirateados en el "top manta", delante de las mismas narices de los agentes de la autoridad (tienen órdenes de hacer la "vista gorda" y podrá, faltaría mas, aunque usted tenga ingresos de la economía sumergida, hacer uso del servicio de salud, tener acceso a educación gratuita, guarderías públicas, ayudas para viviendas, etc, sin pagar un céntimo, la mayoría de las veces con prioridad sobre los ciudadanos en situación legal, sean o no españoles. Este anacronismo ya chirriaba antes de que estallara la crisis, pero ahora, cuando las arcas del Estado, incluidas las CC AA y los ayuntamientos, están vacías, se hace insostenible. Mientras los partidos mayoritarios no se cansan de decir que los inmigrantes ilegales tienen derecho a todos los servicios asistenciales y educativos del Estado, aunque no paguen por ello, por otro lado quieren subir la edad de jubilación a los 67 años porque, dicen, no hay fondos suficientes para sostener el sistema. Pero, quitémosles la máscara. La pseudoizquierda que nos gobierna y el PP, que son dos caras de la misma moneda, no han hecho nada contra la masiva inmigración de los últimos años en España porque era mano de obra barata que flexibilizaba el mercado de trabajo abaratando los costos laborales e introduciendo una fuerte competencia con los asalariados españoles. El capital se dio cuenta que resultaba mas barato atraer a millones de inmigrantes hacia los países industrializados que llevar las empresas al Tercer Mundo, donde existen graves problemas de energía, infraestructuras, etc. Naturalmente, en el momento que los ciudadanos se dieran cuenta de que estos tejemanejes iban contra sus intereses, podría haber contestación, podrían surgir problemas. Había que elaborar un falso discurso progresista y solidario que, al menor atisbo de crítica, te colgara los San Benitos de racista, xenófobo y facha. Así continuamos a día de hoy. En algunos países, como Italia y Francia estas actuaciones han tenido la consecuencia de alumbrar gobiernos aún mas a la derecha, que utilizan el palo a la inmigración como coartada de otras fechorías. En un Estado serio no puede haber millones de personas indocumentadas, no puede haber millones de individuos trabajando en la economía sumergida, no puede tener fronteras completamente permeables. Los ciudadanos deben darse cuenta que la defensa de la ley y de las conquistas sociales son consustanciales con la filosofía de la izquierda y que no hay que confundir solidaridad con tomadura de pelo. Les aseguro que las mafias que explotan a los trabajadores no solo lo hacen con los inmigrantes ilegales. Lo siento Sr. Zapatero pero no nos callaremos.

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