Esto es lo que les diré a mis
amigos y conocidos este primero de enero. Nada de felicitarles el año, no
seamos hipócritas. El año que comienza promete, promete ser un año aciago. En
política, en economía y en cualquier campo de la vida siempre puede pasar algo
con lo que nadie cuenta, es lo que se ha dado en llamar un “cisne negro”, o, llevado a la Física, algo así como el Principio
de Incertidumbre de Heisenbert, también conocido como Relación de
Indeterminación, que, para explicarlo en forma entendible, viene a decir que no
podemos conocer a la vez el momento y la situación de una partícula. Pero,
continuando con la Física como símil, la verdad es que casi todo es previsible
y las manzanas, cuando están maduras, caen por su propio peso, es la Ley de
Gravitación Universal de Newton.
En 2.018 hemos tenido pocas sorpresas
en España porque casi todo era previsible ¿Fue una sorpresa que triunfara la
moción de censura contra Rajoy? ¿fueron una sorpresa los resultados electorales
en Andalucía? ¿fue una sorpresa que se cerraran las minas de carbón en Asturias?
¿fue una sorpresa la irrupción de la extrema derecha? Si se hubieran analizado
bien los condicionantes y se hubiera observado lo que había sucedido en otras
partes, lo que ha pasado sería lo más normal del mundo. La ley de la Gravedad
pura y dura.
Dos acontecimientos importantes
van suceder en el año que comienza: el 26 de mayo habrá elecciones municipales
y europeas y también autonómicas en la mayoría de CC AA, no se puede descartar
que también las haya generales, y, si así fuera, no estaríamos ante un “cisne
negro” sino ante algo probable, porque algunos analistas coinciden en que sería
la manera de que el PSOE saliera lo menos peor parado posible. Tendríamos un “superdomingo”
26 de mayo. Otro acontecimiento que va a dar que hablar este año que comienza,
y seguramente que actuar, será el juicio de los independentistas catalanes encarcelados
y probablemente la publicación de la sentencia, aunque ni el más avezado
futurólogo se puede aventurar a establecer los tiempos. Torra ya ha dicho: “No
aceptaremos ninguna sentencia que no sea la absolución”, es decir, las
algaradas y seguramente algo más están servidos, sobre todo si sospechas que el
de la publicación de las sentencias es el día elegido por Puigdemont para la insurrección
general.
Tras las elecciones autonómicas
catalanas y andaluzas la izquierda, a pesar de haber sufrido una auténtica
debacle, no ha hecho una autocrítica pública, porque eso sería reconocer sus errores,
el análisis se ha interiorizado y se ha corrido un tupido velo, pero se sabe
perfectamente porqué los electores te han castigado. Si preguntas a las
españolistas en Cataluña porqué han votado a Ciudadanos y a los habitantes de
El Ejido porqué han votado a Vox necesariamente te caes del guindo. Tiene la izquierda
dos alternativas: rectificar y decir que se había equivocado y que va a actuar
en consecuencia o empecinarse en el error, seguir diciendo que tienen razón y
que los equivocados son los electores, y minimizarse o desaparecer, exactamente
igual que le ha pasado en casi toda Europa, eso tampoco sería un “cisne negro”
ni una singularidad del Cosmos.
Los conspicuos de la UE están
alarmados, temen a los populismos más que nunca, pero, ya lo han dicho, temen sobre
todo a los populismos de extrema derecha. Solo con pensar en un gran grupo
fascista en Estrasburgo les entrar sudores fríos. Señores de Bruselas, ustedes
mismos. Y a ti, mi amigo, ya sabes, no te felicito el año, te acompaño en el
sentimiento.
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