Dentro de pocos días se cumplirán
tres meses del asesinato de Javier Ardines, el concejal de IU en Llanes, un crimen
que sigue sin resolver. Aquel 16 de agosto Ardines había salido temprano, como
siempre, de su casa y se dirigía en su furgoneta, Citroën Berlingo, al puerto
de Llanes, que está a unos veinte kilómetros, para salir a pescar en su pequeño
barco, el “Bamadoria”, junto con su compañero Adrian. Caprichos de un destino
trágico quisieron que ese día Ardines había quedado en recoger a la esposa del
médico a las 6,15 horas para hacer unas fotografías desde el barco, el mismo sanitario,
también amigo de Ardines, que acudió a la llamada de los servicios de
emergencia y solo pudo certificar su muerte. Quién o quienes mataron a Javier Ardines
y porqué es todavía una incógnita, que esperemos se aclare pronto, pero hay
algunos indicios que hacen pensar que no se trataría de un crimen personal,
sino de un asesinato mafioso, de una trama. En efecto, Javier Ardines era un
hombre fuerte, acostumbrado a las labores de la mar, y con 1,80 cm de estatura,
por lo que es más que probable que fueran más de una persona los que lo asesinaron.
Aquella mañana habían puesto tres vallas cruzadas en medio del camino para que
Ardines tuviera que parar su furgoneta, eran vallas metálicas abandonadas
después de que la nueva corporación municipal paralizara los pelotazos
urbanísticos que se habían producido en Llanes durante decenios. No era la
primera vez que una de aquellas vallas le cortaban el camino, al menos eso
mismo había sucedido en otras dos ocasiones en las semanas anteriores al crimen.
Ardines también había recibido unas cuantas amenazas. Para entender en qué
caldo de cultivo se produjo este crimen hay que conocer que en Llanes, después
de 28 años de Gobiernos municipales socialistas, gobierna una corporación
integrada por VecinosxLlanes, a la que pertenece el alcalde, PP, Foro e IU
¿cómo es esto posible? pues, sin que sea una singularidad en Asturias, Llanes
es el ayuntamiento donde se ve en toda su crudeza lo que puede suceder cuando,
por encima de las ideologías, lo prioritario es acabar con la ignominia y el
caciquismo. El pleno que se celebró en la casa consistorial tras la muerte de Javier
Ardines, con todos tan compungidos y tan
comedidos, fue una pantomima, lo normal eran los plenos con palabras gruesas y
mucha crispación. Lo primero que hizo el nuevo Gobierno municipal fue echar
abajo un plan urbanístico que pretendía construir en plena costa. La justicia
había considerado ilegales las licencias otorgadas por el entonces ayuntamiento
socialista para edificar el Hotel Kaype, que ya ha sido demolido en parte y por
lo que los propietarios del hotel piden ahora al consistorio una indemnización
de casi 18 millones de euros. Recordemos también los dos exconcejales socialistas
que fueron condenados en abril a siete años de inhabilitación por las
irregularidades cometidas en las obras del campo de golf. Pero, lo más fuerte
es que en los últimos tres años uno de cada cuatro empleados municipales ha
estado de baja médica, según el nuevo Gobierno, con la intención de “paralizar
el Ayuntamiento y propiciar el regreso del PSOE al poder”. La red clientelar el
enchufismo y la “dedogracia” han causado estragos en Llanes y han propiciado la
creación de verdaderas mafias. “Miedo y asco en Llanes: el asesinato del
concejal Ardines destapa un lodazal”, así publicaba la prensa de tirada
nacional el crimen de un concejal honrado, que había nacido en Helle (Bélgica)
hijo de emigrantes españoles y que había renunciado a su salario de concejal el
mismo día que fue elegido.
Al crimen de Javier Ardines han
seguido otras agresiones y amenazas a alcaldes y concejales de IU en Asturias. Las
mafias del agua, del ladrillo, etc, han topado con gente que no se vende y que
se enfrenta a ellas, aunque les cueste la vida. Esperemos que las
investigaciones y las actuaciones de la Guardia Civil pongan punto final a este
estado de cosas y aclaren este crimen. Ya es hora. No nos vamos a olvidar de Javier
Ardines.
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