domingo, 7 de octubre de 2018

EL DÍA DE LAS SENTENCIAS


Cuando uno tiene todo el tiempo del mundo para conspirar desde el exilio dorado en Waterloo y cuando tiene a asesores, que son los que lo pagan, con una larga experiencia en asonadas, no debe extrañar que el diseño del golpe de Estado en Cataluña haya ido evolucionando desde una declaración de independencia institucional en el Parlament, que fracasó, hasta otros planteamientos menos pacífiicos ¡Qué alguien me explique donde hay golpistas pacíficos! Los golpistas siempre recurren a la violencia si no pueden conseguir sus fines por otros métodos. Puigdemont y los que le apoyan saben perfectamente que, después de 30 años de adoctrinamiento en las escuelas y en la televisión pública catalana, Cataluña está partida en dos y que con menos del 50% de los votos de los ciudadanos no pueden llegar nunca a la independencia. Así lo han reconocido en varias ocasiones algunos miembros destacados de ERC, desde el diputado nacional, Tardá, al propio Oriol Junqueras. Ahí está la raíz del disenso entre la formación política que dirige Puigdemont y los republicanos, porque, mientras los de ERC estarían dispuestos a una negociación con el Estado y a aplazar, sine díe, la independencia, Puigdemont se ha echado en brazos de gentes que no le van a consentir una vuelta a atrás, unos porque quieren obtener réditos políticos en una nueva república y otros porque quieren recuperar el dinero que le han prestado para sus correrías en el extranjero y/o rentabilizarlo.

Torra, siguiendo las instrucciones de su jefe, ha pactado con ERC aplazar sus disputas hasta el día de la sentencia para los que están acusados de graves delitos de sedición, rebelión y malversación de fondos públicos, una sentencia que necesariamente tendrá que ser muy dura, porque las penas que contempla el Código Penal para esos delitos, más que evidentes, son de muchos años. Yo tengo la sospecha de que Puigdemont y sus secuaces ya han elegido el día para una insurrección violenta, una insurrección a la que pretenden arrastrar a los republicanos de Esquerra, y ese día será el de la sentencia ¿Cómo ERC se va a resistir a apuntarse a la insurrección violenta cuando su líder ha sido condenado a decenas de años de cárcel? La creación de los CDR y el apoyo explícito del propio Torra a sus acciones de terrorismo urbano y a sus agresiones a los Mossos de Escuadra dejo diáfano, para el que quiera verlo, de por dónde van a ir los tiros. El escenario de una muchedumbre fanatizada invadiendo violentamente las instituciones, enfrentándose a la policía y entrando en tropel en las cárceles catalanas para liberar a sus “presos políticos” no se debe descartar y sería el preámbulo de otra declaración de independencia y del regreso en olor de multitudes de Puigdemont. El Gobierno central haría bien en contemplar esta posible contingencia, ahora que ni hay aplicación del Artículo 155 ni hay desplegados en Cataluña miles de policías nacionales y guardias civiles ni nada que lo pudiera impedir. Este guion me recuerda mucho a lo que sucedió en Ucrania en el golpe de Estado contra el presidente Viktor Yanukóvich, no solo porque las actuaciones violentas de los golpistas de la Plaza del Maidán se parecen en gran medida a las que ya están realizando los CDR, también a que algunos personajes que estuvieron detrás de aquel golpe de Estado son exactamente los mismos que están detrás de lo que ya tienen preparado para Cataluña.

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