El presidente de los EE UU,
Donald Trump, ha anunciado que su país romperá el tratado INF sobre prohibición
de misiles de alcance corto y medio, un acuerdo firmado en 1.987 entre el
entonces presidente de su país, Ronald Reagan, y el soviético, Mijaíl
Gorvachov. Este asunto es gravísimo, porque es un paso más en la loca carrera
armamentista en que están enfrascados los norteamericanos para conseguir la
superioridad militar total y poner al mundo a sus pies. En efecto, esto se une
al despliegue de la segunda y tercera fase de la IDE (Iniciativa de Defensa Estratégica)
que contempla el Escudo Antimisiles y potentes cañones láser y electromagnéticos
en órbita terrestre (ya los tienes basados en tierra o en buques). Se trata de poner en cuestión la soberanía de cualquier
país y, si este no se pliega a los deseos yankees, atacarlo impunemente.
Todo el mundo debe recordar que
cuando los estadounidenses empezaron a desplegar el Escudo Antimisiles, rompiendo
también un acuerdo firmado con la URSS sobre prohibición de este tipo de armas,
su coartada fue que estaba orientado contra un posible ataque nuclear de Irán,
que ni siquiera tienen bombas atómicas, o de Corea del Norte, cuya capacidad
nuclear es muy modesta. Pero, la verdad es que la IDE estuvo dirigida desde su
creación contra la URSS y luego contra Rusia y China. El despliegue de los
dispositivos del escudo antimisiles en bases terrestres y navales muy concretas
así lo demuestra. Sin embargo, ni el estratosférico Presupuesto de Defensa de
los EE UU, que este año ha batido todas las marcas y que es mayor que la suma
de los nueve países restantes del mundo que más gastan en este campo, ni la
ruptura de tratados, ni ninguna otra acción van a lograr la hegemonía militar
mundial USA. Rusia no se va a enfrascar en una carrera armamentista que fue una
de las causas de la desintegración de la URSS, que llegó a gastar cerca del 40%
de su PIB en Defensa, los rusos no necesitan grandes portaaviones y grupos
navales para intervenir en todas partes ni tienen 800 bases militares
repartidas por el mundo, Rusia explota las capacidades donde tiene
superioridad, la misilística y la espacial. En estos momentos Rusia es el único
país del mundo que tiene operativos misiles estratégicos hipersónicos y con
motor nuclear (tanto ICBM, base en tierra, como SLBM, basados en submarinos)
capaces de viajar a diez veces la velocidad del sonido y de estar una semana en
vuelo hasta decidir el golpe final. El presidente ruso, Vladimir Putin, usando
fina ironía dijo hace unos días: “No es la doctrina militar de Rusia hacer
ataques preventivos, pero, si alguien osara atacarnos, nosotros iríamos al Paraíso,
somos los buenos, y ellos irían al Infierno, porque, con toda seguridad,
morirían". Rusia cuenta ya con un sistema completamente robotizado capaz de disparar
los misiles nucleares aun cuando el Gobierno y los centros de mando y control militares
del país hubieran sido completamente aniquilados. Si a la capacidad tecnológica
de Rusia se une la creciente modernización del numeroso Ejército Chino, parece
obvio que la hegemonía militar que buscan los EE UU es una quimera.
La ruptura estadounidense del
Tratado INF supone, por ejemplo, que tanto en Japón como en Europa, USA piensa
desplegar misiles nucleares de alcance medio y corto, como ya hizo en el
pasado, pero, exactamente igual podrán hacer los demás. Esto quiere decir, por
ejemplo, que las bases del Escudo Antimisiles en Europa (en Reino Unido,
Polonia, Rumanía y España) estarán al alcance de los misiles “Iskander” ahora con
cabezas nucleares tácticas, instalados en Kaliningrado y de nuevos misiles
hipersónicos que podrán alcanzar esas y otras bases en Europa y Japón en muy
pocos minutos. Piensa EE UU que serán ahora estos países, y no ellos, los que
recibirían en su trasero el golpe nuclear, pero, ni Rusia ni China van a
renunciar a seguir perfeccionando su arsenal estratégico para que los EEUU no
se sientan nunca a salvo.
De locos.
De locos.
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