viernes, 3 de agosto de 2018

LOS COMUNISTAS Y LA FALSA COARTADA DEL FRANQUISMO


Al calor del debate que se ha suscitado en una parte de la sociedad española, una parte pequeña, porque a la mayoría le importa un pimiento lo que se haga con los restos del dictador, han salido de las catacumbas los franquistas, los que votan a esos partidos de ultraderecha que en las elecciones generales no obtienen en conjunto ni 60.000 votos y esos que votan al PP, pero a los que se les ve la patita en cuanto se habla de Franco. Y han salido con sus mentiras de siempre y con esa Historia que han elaborado a la medida de sus deseos y sus intereses. Siguen repitiendo como loros las mismas patrañas que decían en la dictadura, sin darse cuenta que ahora España es un país democrático donde, con argumentos demoledores, les puedes tapar la bocaza. Aunque parezca increíble y aunque a nadie en Europa se le ocurriría alabar a un individuo así, cuarenta años después de la muerte del dictador algunos siguen venerando al “generalísimo” y mintiendo como bellacos para justificar lo injustificable. El embuste más manido por los franquistas es que el general Franco lideró el “Alzamiento Nacional” “para librar a España de una dictadura comunista”, una dictadura, según ellos, que se empezó a fraguar en la Revolución de Octubre de 1.934. La verdad, sin embargo, es bien distinta y puede recurrir usted a la bibliografía que quiera para comprobarlo. Durante la Revolución de Octubre de 1.934, como al principio de la Guerra Civil en 1.936, los comunistas eran muy minoritarios en el conjunto de la izquierda, en Román Paladino, eran cuatro gatos. En Gijón, por ejemplo, el núcleo más industrial y más poblado de Asturias, donde la Revolución fue severamente reprimida por las tropas enviadas por el Gobierno de la república y mandadas precisamente por Franco, solo había cinco personas afiliadas al Partido Comunista de España. Cualquiera que conozca mínimamente la Historia de nuestro país sabe que en aquel entonces las fuerzas hegemónicas de la izquierda eran los socialistas y los anarquistas y sus poderosas centrales sindicales, la UGT y la CNT. Los comunistas españoles no tuvieron una central sindical hasta muchísimos años después, cuando en 1.957 se creó la primera Comisión Obrera en la Mina de la Camocha y se afianzó durante la huelga minera de 1.962 (“La Huelgona”). El general Franco y los que le hicieron el caldo gordo, desde grupos fascistas, como Falange, hasta empresarios, la Iglesia, etc, no dieron un golpe de Estado contra el “peligro comunista” dieron un golpe de Estado contra la República y contra un Gobierno republicano de izquierdas que estaba poniendo en cuestión sus seculares privilegios y donde los comunistas no pintaban casi nada. España se dividió entonces en dos bandos enfrentados a muerte, los llamados por los franquistas “rojos” cuando los anarquistas, por ejemplo, ni son marxistas ni son rojos, y ellos, que se autobautizaron como “nacionales”, como si los españoles defensores de la república fueran extranjeros. Para “salvar a España del comunismo” contó Franco con dos reputados demócratas como aliados: Hitler y Mussolini. Fue en plena guerra, a partir del año 1.937, cuando los comunistas empezaron a hacerse fuertes, gracias a su disciplina, su organización, a las Brigadas Internacionales que organizó el Movimiento Comunista Internacional para venir a combatir a España y a la ayuda de la URSS. Tras la Guerra Civil, los comunistas fueron los únicos que combatieron al régimen franquista, aunque sin ninguna posibilidad de éxito, tanto es así que no se hablaba del Partido Comunista, solo del Partido, pues no había ninguna otra organización política operativa en la clandestinidad.
¿Una vez ganada la Guerra Civil, aplastado el “peligro comunista” y puesta España bajo el paraguas estratégico de los EE UU, volvió a poner Franco un régimen democrático, aunque fuera prohibiendo el Partido Comunista? No, impuso una dictadura fascista que duró 40 años, hasta su muerte. Esa es la realidad.
FOTO: Marcelino Camacho, entonces secretario general de CC OO, y su compañera, Josefina Samper, ejemplo de comunistas.

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